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Marchena desata una rebelión de jueces, hartos de ser utilizados por PP y PSOE

La carrera judicial respira aliviada tras el "ejemplo de dignidad" del candidato frustrado a presidir el Supremo. Así ha sido la intrahistoria de un fracaso político sin precedentes.

Relevo frustrado: Marchena tumba la renovación de Supremo y deja a Lesmes vía libre hasta 2020.

Publicado por
Miguel Blasco

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Varios magistrados del Tribunal Supremo consultados por ESdiario coinciden en que el portazo, "espantada" según algunos de ellos, de Manuel Marchena y su renuncia a pilotar el renovado Poder Judicial ha sido recibida en la carrera con "alivio". "Es el final más digno a un proceso repleto de indignidades", remacha uno de estos jueces, afín al llamado sector conservador de la magistratura.

De hecho, la renuncia de Marchena ha sido vista como una oportunidad para las distintas asociaciones judiciales, que ya se habían mostrado muy críticas con el procedimiento. Y de hecho, en estas últimas horas, crece una especie de rebelión entre los juristas con el intento de acabar con su elección para los órganos judiciales a manos de los políticos.

El propio Pablo Casado ha pedido a los suyos nuevas fórmulas mientras Sánchez, por contra, se ha mostrado en el Senado contrario a que los magistrados se gobiernen con sus propias normas.

Son muchos juristas, también fiscales, abogados y procuradores, los que mantienen que al actual presidente de la Sala de lo Penal del Alto Tribunal -un hombre extraordinariamente respetado por sus compañeros, más allá de militancias ideológicas- se lo pusieron muy díficil "desde el minuto uno".

A base de testimonios de unos y otros, los habituales del Palacio que alberga el Supremo en la madrileña Plaza de la Villa de París y el edificio anexo del Consejo General del Poder Judicial en la calle Marqués de la Ensenada, se han podido hacer ya una idea con la intrahistoria de una decepción, "traición" claman los más osados, la de un Marchena víctima del Gobierno y de los principales partidos políticos, con la excepción de Ciudadanos, que ha permanecido ajeno a este nuevo esperpento de la era Sánchez.

Según fuentes judiciales, Marchena "pecó de buena fe" tras el ofrecimiento del presidente del Gobierno para pilotar la renovación de un Poder Judicial "achicharrado" tras el escándalo de la Sala Tercera con la sentencia del impuesto a las hipotecas bancarias. Y en el peor momento, en vísperas del juicio al procés.

Con esa buena fe, aceptó ser la "guinda del pastel" de un pacto político cocinado por la ministra Dolores Delgado y por su antecesor, Rafael Catalá, pero ideado y apadrinado por Pedro Sánchez y Pablo Casado tras su primera entrevista en La Moncloa después de la llegada de éste a la Presidencia del PP.

Pero a Marchena le llegó con la oferta un compromiso de La Moncloa: pese a este tutelaje político, los nuevos miembros del CGPJ iban a responder "por primera vez" solo en base a su formación, experiencia e independencia de criterio, acabando con la perversa dinámica de bloques de las últimas décadas.

Y por ello, el magistrado aceptó el ofrecimiento con una garantía: primero se darían a conocer los nombres de los 20 nuevos vocales y, tras su preceptivo examen parlamentario, el suyo como sustituto de Carlos Lesmes como cuarta autoridad del Estado para los próximos cinco años.

Así que la filtración de su candidatura en el minuto uno desde La Moncloa, ratificada al instante por Génova 13, y los primeros comentarios publicados sobre una supuesta maniobra para sacarle del tribunal que va a juzgar el procés, fue recibida por Marchena como la primera "traición".

Y tras ella, el descarado intento de Podemos de controlar el nuevo CGPJ con hasta cuatro vocales en el sector de la izquierda, y la imposición por Pablo Iglesias de la juez y exdiputada morada, Victoria Rosell. Una maniobra que Marchena se encargó de desactivar personalmente trasladando su enfado al propio PSOE.

Rafael Catalá y Dolores Delgado, los ejecutores del cambalache, salen "incendiados" tras la espantada del magistrado Marchena.

Pero, además, hasta los oídos de Marchena llegó lo que Iglesias iba diciendo de esta "nueva fase" en el Poder Judicial engendrado"con un presidente conservador pero con una estrategia de izquierdas".

Y los argumentos de los dirigentes de Podemos, sobre todo tras el esperpento de la resolución sobre las hipotecas. Del tipo "los magistrados deben saber que la Justicia emana del pueblo". Los mismos lemas que los manifestantes convocados por Iglesias corearon el sábado 10 a las mismas puertas del Supremo.

Y mientras Marchena comprobaba las intenciones de Podemos de convertir a los magistrados del Alto Tribunal en títeres de sus mentores políticos, este lunes llegó la puntilla desde las filas del PP con el insólito whatsapp de su portavoz en el Senado, Ignacio Cosidó. "Controlaremos la Sala Segunda del Supremo desde atrás", les dijo a los suyos.

Demasiado para Marchena, que tiene a gala y presume de una trayectoria basada en su independencia y su profesionalidad. De ahí la espantada, traicionado por el PSOE, amenazado por Podemos y apuntillado por el PP.

Según las fuentes judiciales consultadas por ESdiario, tras el portazo de Marchena y la decisión de Pablo Casado de dinamitar su acuerdo con Sánchez, el viejo Poder Judicial y su presidente, Carlos Lesmes, va a seguir en sus plenas funciones al menos hasta el primer trimestre de 2020.

Con esta prórroga no prevista en La Moncloa, el juicio contra los procesados por el referéndum ilegal del 1-O seguiría en principio en las manos de Marchena. Y Lesmes va a tener que decidir algunas renovaciones pendientes en la cúpula judicial. De hecho, el nuevo Consejo que iba a presidir Marchena tenía en su agenda la sustitución de 29 de los 79 magistrados del Tribunal Supremo.

Todos ellos superarán en los próximos cinco años la edad de jubilación. Son los mismos que hoy respiran aliviados por la voladura del plan Sánchez diseñado en La Moncloa para el Poder Judicial.