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Sánchez alarga la agonía de Delgado, convertida ya en toda una indeseable

Por tercera vez en menos de seis meses ha sido reprobada la titular de Justicia en el Congreso de los Diputados, todo un récord en nuestro moderno parlamentarismo

Sánchez alarga la agonía de Delgado, convertida ya en toda una indeseable

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El empeño de Pedro Sánchez en no entregar una tercera dimisión en su gabinete tras las salidas forzadas de Màxim Huerta y de Carmen Montón está convirtiendo la agonía de Dolores Delgado en un histórico bochorno. Por tercera vez en menos de seis meses como ministra, las Cortes solicitaron ayer su dimisión. Todo un récord en nuestro parlamentarismo reciente.

Tras la crisis judicial desencadenada por la renuncia del juez Marchena a presidir el órgano de gobierno de los jueces y el Tribunal Supremo el Congreso aprobó este jueves la reprobación de Delgado gracias a la abstención de ERC, al salir adelante una moción planteada por el Partido Popular y apoyada por Ciudadanos.

Sin esa posición de los nueve votos de ERC, pieza clave en la llegada de Sánchez a La Moncloa, la reprobación no habría triunfado. Este pleno se celebró precisamente en plena resaca tras el enésimo número de Gabriel Rufián, que fue expulsado del Congreso por Ana Pastor.

La reprobación de la ministra se aprobó con los 167 votos favorables de PP, Ciudadanos, UPN y Foro Asturias, y las once abstenciones de ERC y Bildu. En contra, la iniciativa fue rechazada por los 162 votos de PSOE, Podemos, PDECat y Compromís, que no fueron suficientes.

Contra la rebelión

El motivo de la reprobación era censurar la acusación en la causa del ‘procés’ de la Abogacía del Estado, un órgano que depende directamente del Ministerio de Justicia y cuyas órdenes cumple. La Abogacía del Estado descartó acusar a los líderes secesionistas por el delito de rebelión -como sí hizo la Fiscalía- y calificó el órdago secesionista de sedición, una mera cuestión de orden público. El abogado del Estado encargado del caso, Edmundo Bal, quiso acusar por rebelión y el miércoles fue destituido de su cargo como jefe del departamento penal.

El impulsor de la censura a Delgado fue el PP, el grupo que negoció con el Gobierno socialista el acuerdo para renovar la composición del Consejo General del Poder Judicial, y con quien pactó la presidencia de Marchena. El acuerdo está roto y el tiempo para renovar el Poder Judicial se agota.

Otra tarde aciaga para la ministra en el Congreso fue la del 9 de octubre, cuando la Cámara Baja pidió su dimisión por su relación con el comisario Villarejo, destapada por unos audios. Con anterioridad, el 25 de septiembre, el Senado también aprobó una moción de reprobación impulsada por el PP por colocarse de perfil ante la demanda de Carles Puigdemont contra el juez Pablo Llarena en Bélgica. Delgado se opuso a que el Estado asumiese la defensa del magistrado, pero Pedro Sánchez ordenó lo contrario. La vida en el alambre.