Iglesias incendia la calle: "Sin piernas, sin brazos, los fachas a pedazos"
El grito de "guerra" de Iglesias contra Vox y contra un pacto entre PP y Cs en Andalucía, provoca ya los primeros disturbios en las calles andaluzas con cánticos violentos.
Lo dijo Pablo Iglesias en la víspera: "Haremos un frente antifascista". Y lo ha logrado en 24 horas, con la salida abrupta a la calle de miles de personas en distintas ciudades de toda Andalucía para protestar contra Vox y, en la práctica, contra el probable acuerdo de Gobierno que de aquí a un mes perfilarán el PP y Ciudadanos para presidir la Junta tras 36 años de dominio socialista.
La frase de Iglesias, secundado en esto por Alberto Garzón o Pablo Echenique entre otros, tiene así su primera consecuencia, con cánticos guerracivilistas como uno de los que más se escuchó en distintas concentraciones: "Sin piernas, sin brazos, los fachas a pedazos".
El lanzamiento de bengalas, los cortes de tráfico y la falta de aviso y de autorización para las marchas completa el paisaje que se vivió, especialmente en Granada, Málaga y Sevilla, apenas un día después de que hablaran las urnas y sellaran el hundimiento a la vez de PSOE y Adelante Andalucía, la marca que agrupa a Podemos y a IU.
En Granada la tensión ya es especialmente intensa, después de que el recuento electoral la consagrara como uno de los incipientes bastiones de Vox con más de 50.000 votos. Allí llegó a haber incluso roces entre manifestantes con banderas palestinas y republicanas y otros con la enseña española.
Justo eso es lo que ha calentado Pablo Iglesias para tapar el fracaso de su propuesta electoral y la profunda división interna que ya padece: los llamados Anticapitalistas, entre los cuales figuran el eurodiputado Miguel Urban o la candidata andaluza Teresa Rodríguez; ya han exigido que se paralicen las Primarias convocadas con urgencias por Iglesias para ser elegido ya candidato a presidente. Y amenazan con no participar en ellas si el secretario general no las aplaza.
En ese contexto, intentar reactivar el llamado "espíritu del 15M" se percibe desde el cuartel general de Podemos como una buena manera de jugar en dos tableros: el del Gobierno, sustentando a Pedro Sánchez hasta el final; y el de la calle, instigando la revuelta callejera con la excusa de la entrada de Vox en las instituciones.