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Las cifras del pánico: así conduce Pedro Sánchez al precipicio a todo el PSOE

Dos elecciones generales, unas vascas, unas gallegas, unas catalanas y las recientes andaluzas. El balance del sanchismo es desolador desde su llegada a la Secretaría General.

Sánchez señala con un gesto el camino a Zapatero, Felipe y Rubalcaba.

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Miguel Blasco

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Suele repetir con notable sorna un veterano dirigente socialista -exfontanero y exalto cargo de los gobiernos de Felipe González con décadas de servicio en el partido-, que si Pedro Sánchez fuese el consejero delegado de cualquier empresa española "estaría hace tiempo de patitas en la calle".

Una reflexión que parte de la desastrosa cuenta electoral de resultados que puede ofrecer el hoy presidente del Gobierno desde que accedió a la Secretaría General del PSOE. Cierto es, y en esto coinciden la mayoría de los dirigentes socialistas consultados por ESdiario, que Sánchez heredó legado por Alfredo Pérez Rubalcaba un partido "muy enfermito", como ironiza el socialista antes citado.

Pero como dicen que en política los éxitos personales se miden en términos de victorias electorales, Sánchez no puede exhibir disculpa alguna. Bajo su liderazgo, desde el año 2015 y hasta el 2-D andaluz, se puede decir que conduce al PSOE al precipicio. Esta es la prueba: cifras que ni el CIS de Tezanos puede disfrazar.

ELECCIONES GENERALES

Sánchez heredó de Rubalcaba el suelo más bajo en la historia del PSOE. Pero pese a hacer un partido a su medida, imponer su propio discurso ultraizquierdista y acaparar el mayor poder orgánico que nunca tuvieron sus antecesores lo ha logrado empeorar.

El exvicepresidente y exministro obtuvo en la generales de 2011 un resultado malo sin matices: 7 millones de votos y 110 escaños. Con Sánchez al frente de Ferraz, en las generales de 2015, el PSOE se desplomó hasta los 5.5 millones con apenas 90 escaños, por debajo de la psicológica cifra del centenar. Pero aún lo empeoró más en la repetición de diciembre de 2016: 5.4 millones -100.000 menos en un año- y 85 diputados.

ELECCIONES VASCAS

Con Sánchez ya en la Secretaría General, los vascos acudieron a las urnas en 2016. Cuatro años antes, con Zapatero, el PSE sumó 212.000 votos y 16 parlamentarios en la Cámara de Vitoria. Con el apoyo del PP, Patxi López hizo historia y fue lendakari. Todo empeoró notablemente hace dos años: 126.000 papeletas, 9 escaños y cuarta fuerza política por detrás de PNV, Bildu y Podemos.

ELECCIONES GALLEGAS

Otro borrón monumental de Sánchez. Cogió un PSdG con 293.000 votos y 18 escaños en la Cámara gallega. Su haber: 40.000 votos perdidos y 14 escaños, cuatro menos. Y sorpasso de las Mareas.

ELECCIONES CATALANAS

El PSC de Miquel Iceta ha sido la única federación territorial que ha dado a Sánchez un respiro. Pero pírrico. El actual líder alimentó la esperanza de que los socialistas catalanes iban a ser la fuerza más votada e Iceta podría desalojar al independentismo de la Generalitat. La burbuja se pinchó en 2017: el PSC apenas subió 70.000 votos respecto a 2015, un solitario escaño más. Y como en el País Vasco, cuarta fuerza tras Ciudadanos, PDeCAT y ERC. Inés Arrimadas barrió a los socialistas en sus feudos del llamado cinturón rojo de Barcelona.

ELECCIONES ANDALUZAS

Y el último test de Sánchez, ya como inquilino de La Moncloa, se salda con un terremoto total y un vuelco histórico. Con Zapatero en Ferraz, Díaz firmó en 2015 un notable resultado pese al desgaste: 1.4 millones de votos y 47 escaños. Sánchez suscribe un balance desolador: 400.000 votos perdidos y 33 escaños, 14 menos.

El maletín de Sánchez guarda en su interior cinco sonoros fracasos electorales en apenas tres años.

Lo peor de esta cadena de desastres, según palabras de los propios estrategas socialistas en los territorios, es que en todos ellos Sánchez se ha desentendido de los resultados, endosándolos a los candidatos y las direcciones regionales. Nunca ha comparecido en Ferraz para dar la cara en tan tristes noches electorales salvo en el caso de las generales.

Eso sí, siempre ha pedido a los demás "reflexión" sobre sus fracasos. Este mismo martes hizo lo propio con Susana Díaz. Pero son muchos, sobre todo en la vieja guardia, los que exigen a Sánchez que "saque cinco minutos" para reflexionar él mismo. En todas las citas con la urnas desde que llegó a lo más alto, el PSOE ha dilapidado la friolera de 2.110.000 votos.

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