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Borrell y el Gobierno del ibuprofeno: más que desinflamar, da ardor de estómago

El ministro de Asuntos Exteriores al menos se atreve a decir lo que Pedro Sánchez no es capaz de reconocer en el Congreso: su política en Cataluña no está dando ningún resultado.

Josep Borrell durante su intervención.

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Israel García-Juez

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Tras un Pleno muy bronco en el Congreso, Josep Borrell, ministro de Asuntos Exteriores, de la Unión Europea y de Cooperación, acudió al foro patrocinado por la consultora Deloitte a un encuentro de los periodistas con el tiempo justo para tomar un poco de merluza y un café.

Menos suerte tuvimos los informadores, a los que se nos ofrecieron mediasnoches, sandwiches y croquetas, todo regado con botellas de Fanta de naranja de dos litros. Me faltaron los boca bits para hacer la merienda soñada de cualquier niño de 8 años. En cualquier caso, eso es mejor que nada o que me lo tenga que pagar yo de mi bolsillo.

En la introducción del personaje participó la editora del ABC, Catalina Luca de Tena, que desveló que el ministro tiene 72 años (si fuera mujer no se le ocurriría decir la edad) y el presidente de Deloitte, Fernando Ruiz, que recordó las palabras del Rey diciendo que la actual constitución nos ha traído el cambio territorial y político más profundo de nuestra historia. Es bueno que haya gente que de vez en cuando aplauda las palabras de nuestro Jefe del Estado.

Rafael del Pino, presidente de Ferrovial, y no muy amante de los chistes y las anécdotas, estuvo especialmente locuaz contando aventuras vividas junto al que hoy es ministro de Asuntos Exteriores pero que hace 20 años, era ministro de Obras Públicas. Una de las veces Borrell le ofreció acompañarle en helicóptero y hacía tan mal tiempo, que los ejecutivos de su compañía ya descontaban cómo quedaría el organigrama tras su fallecimiento.

Borrell es un tipo singular, pues a pesar de ser catedrático en Matemáticas Empresariales y máster por Standford, es estafado por un chiringuito financiero y vende acciones con información privilegiada para generar pérdidas (Abengoa). Sea como fuere es catalán y por tanto el más indicado para desmontar la farsa independentista.

Afirmó con humor que el Ejecutivo no está teniendo mucho éxito a la hora de apaciguar a los "indepes", pero recordó que un Gobierno democrático no puede hacer lo que critica, es decir, saltarse la ley y debe por los cauces apropiados denunciar todo aquello que está mal hecho.

Así se tratan de cerrar las delegaciones catalanas (embajadas sólo tiene España), los Mossos deben responder a las órdenes del Ministerio del Interior y se tomarán todos los pasos que sean necesarios antes que tener que recurrir de nuevo al 155. Borrell dixit.

También afirmó que él, que ha negociado en primera persona el tema del Brexit, no entiende cómo los que quieren lo mismo para Cataluña pueden asegurar que conseguirían la desconexión en un día. "Es el Reino Unido que tenían otra moneda, no cumplían Schenghen y llevan años negociando y mira la que tienen montada, para que venga alguien a decir que esto se resuelve en poco tiempo", aseguró el ministro.

Borrell comparó la estrategia del Gobierno en Cataluña con el ibuprofeno, porque desinflama

Se definió como un "Gobierno de ibuprofeno", calma la inflamación, pero veremos si estas cosas no se lleva por delante un PSOE que en el resto de Europa está casi desaparecido por su falta de definición en los asuntos que ahora atormentan a la población.

Entre los asistentes pude ver a Cristina Narbona, que es la presidenta del PSOE y la mujer de Don Josep, a Antonio Llardén, a Carlos Solchaga que últimamente no se pierde un almuerzo sobre todo si es gratuito, a Ramiro Mato, presidente de la BNP con cara de preocupación por todo lo que está pasando en Francia y a Paco Bergia, de Telefónica, que sigue siendo un referente para todo caballero español que se precie.

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