La guerra al coche de Carmena es una farsa: los datos que lo evidencian
Según los técnicos de Trabajo, la exposición a dióxido de nitrógeno resulta perjudicial para la salud cuando se concentra en niveles diez veces superiores a lo limitado en la capital.
Las restricciones al tráfico rodado en Madrid impuestas por el Gobierno municipal de Manuela Carmena para evitar efectos nocivos contra la salud no están justificadas. Y son técnicos de la Administración los que así lo afirman, en concreto los del Ministerio de Trabajo, asegurando que los límites fijados son inocuos para la salud, de modo que el protocolo anticontaminación es, en realidad, una farsa.
El Ayuntamiento de la capital activó en Navidad el escenario 1 de este protocolo durante seis días consecutivos, tras registrar una concentración de dióxido de nitrógeno (NO2) en la atmósfera superior a los límites fijados por la normativa municipal. Este escenario obliga a reducir la velocidad de circulación a 70 kilómetros por hora en la M-30 y en las vías de acceso en el interior de la M-40.
Este gas contaminante se asocia, sobre todo, al tráfico rodado, ya que lo emiten directamente los vehículos, especialmente los diésel. El reglamento vigente fija un valor límite anual de 40 microgramos por metro cúbico y un valor límite horario de 200. En función de dichos umbrales, el equipo que lidera Manuela Carmena establece hasta cinco escenarios diferentes.
Los límites horarios de contaminación fijados por el Consistorio madrileño oscilan así entre los 180 y los 400 microgramos por metro cúbico de NO2 para restringir el tráfico en menor o mayor medida. Pero lo más sorprendente es que estos umbrales son inocuos para la salud, según los estándares que utiliza el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo, adscrito al Ministerio de Trabajo.
En un informe sobre el impacto toxicológico de este gas, el Gobierno hace alusión a varios estudios científicos para fijar el límite a partir del cual la exposición a NO2 resulta perjudicial para la salud de los trabajadores, y la cuestión es que los resultados son muy superiores a los que fija el protocolo de Carmena.
Así, los técnicos de Trabajo concluyen que, a largo plazo, una exposición laboral equivalente a 950 microgramos por metro cúbico de NO2 "parece segura" (casi 20 veces más que el límite anual de 40); mientras que, a corto plazo, los primeros efectos negativos en humanos se observan a partir de 2.850, razón por la cual el Instituto Nacional de Seguridad y Salud establece el límite horario de exposición laboral en 1.900 de NO2, diez veces más que el umbral mínimo que fija Madrid para activar el protocolo anticontaminación.
De hecho, ni siquiera exceder el umbral de 400 que incluye el "escenario de alerta" resultaría especialmente peligroso para la salud, según los estándares que emplea el propio Gobierno, demostrando así que la ‘guerra al coche’ de Carmena es más propaganda y alarmismo político que realidad científica.