Los dos "kamikazes" y una tapada para hundir a Errejón y no salir escaldado
Mientras Echenique humilla a su aún candidato y varios dirigentes piden prudencia, el líder morado se ve obligado a improvisar una solución para la Comunidad de Madrid.
El día después, la resaca de la sonora traición de Íñigo Errejón a Pablo Iglesias aún no se ha digerido en Podemos. Pero, pese al terremoto interno, la cúpula morada reconoce que no tiene tiempo para lamentos. Si como ha anunciado el propio secretario general en su desesperado mensaje a los inscritos, el partido va a dar la batalla a su exnúmero dos, está obligado a buscar con urgencia una alternativa para ir a la guerra.
Pero este viernes está siendo un día de locos. Más aún, con Iglesias fuera de su despacho -sigue de baja por paternidad, y con un "quilombo" -en palabras de un diputado de Iglesias a ESdiario- de complicada digestión.
Errejón se aferra y asegura que sigue siendo el candidato a la Puerta del Sol, sus críticos le linchan en canales internos y redes, su secretario de Organización exige -humillándole de paso- su dimisión, e Iglesias medita su plan de respuesta.
Según las fuentes consultadas por este periódico, en la cúpula hay división de opiniones. Un reducido grupo de colaboradores tratan de convencer al líder de que intente reconducir, con la mediación de la propia Manuela Carmena, la crisis. Una mediación que podría acabar sin candidatura de Podemos y con una cesión de la alcaldesa aceptando afines a Iglesias en sendas listas de Más Madrid.
Pero Iglesias, que se han reconocido "triste y tocado" quiere ir a esa guerra, harto de la puñalada inesperada de su antiguo socio y exíntimo amigo. El nuevo candidato de Podemos a la Puerta de Sol estaría -estatutos, mediante- obligado a someterse a primarias. Pero nadie duda que dada la situación tan excepcional, si hay rival para Errejón habrá dedazo.
Ramón Espinar y el exjemad, José Julio Rodríguez. ¿El dilema desesperado de Pablo Iglesias?
Dos nombres suenan. Una solución de consenso, urgencia y sin grandes sofocos es Ramón Espinar, secretario general de Podemos Madrid y de probada fidelidad a Iglesias y a su aparato. Pero, para muchos, está quemado. En primer lugar por su escándalo de la venta de su vivienda protegida. Y en segundo, por que tiene a la formación regional dividida literalmente en dos.
La otra opción que planea sobre la solución a improvisar por Iglesias es la de su gran patrocinado, el exjemad José Julio Rodríguez. Le debe una y lo sabe. Pretendía pagar su deuda con el número dos al Ayuntamiento pero Carmena le ha vetado. Y las bases le desprecian por su profesión militar y su condición de advenedizo.
La tercera vía, que trata Iglesias de articular, pasa por el tanteo -que se está produciendo en estas últimas horas- de una especie de Carmena bis. Una personalidad independiente, de reconocido prestigio en su ámbito profesional, que pueda ser aceptado por las bases y, lo más díficil, que acepete un encargo que es, para la mayoría en Podemos, un "embolado".
Y es que Iglesias sabe que en esta guerra no tiene nada que ganar y mucho que perder. Y que se arriesga a salir escaldado en un movimiento que puede, simple y llanamente, darle la puntilla.