Sánchez traiciona esta promesa que hizo a la oposición venezolana en 2015
La agonía del "chavismo" y de Maduro le ha llegado al PSOE en el peor momento, dependiente como está del sí de Podemos a sus cuentas públicas. Pero la hemeroteca fulmina a su líder.
Se lo dijo este jueves a las puertas del Congreso el padre del líder opositor Leopoldo López. Leopoldo López Gil exigió a Pedro Sánchez que dé un paso al frente y reconozca a Juan Guaidó como legítimo presidente de Venezuela. Con un argumento que muchos dirigentes del PSOE comparten, y así lo reconocen en privado: que España -en palabras del padre de López- "no puede ser el rabo, sino la cabeza de Europa".
Pero a Sánchez, que este jueves mantuvo una breve conversación de cortesía con Guaidó, la crisis desatada en Caracas le ha pillado en el peor momento posible: en su tira y afloja con Podemos para que apoye los Presupuestos de 2019 que le garantizarían la permanencia en La Moncloa hasta 2020.
En las últimas horas, Pablo Iglesias ha aumentado a su factura una exigencia nueva: que España no reconozca al presidente de la Asamblea Nacional, que en el lenguaje particular de los morados es un "golpista".
Pero pese a las maniobras dilatorias lideradas en la Unión Europea por Borrell, el PSOE va a tener que retratarse en los próximos días en el Congreso de los Diputados. PP y Ciudadanos han registrado sendas proposiciones para exigir al Parlamento que inste al Gobierno socialista a reconocer al nuevo presidente venezolano. Y si Sánchez da la orden de votar que no, va a quedar como un "traidor" a su propia palabra a la oposición, varios de cuyos líderes residen exiliados en España.
Y es que en 2015, cuando Sánchez era el líder de la oposición, impulsó un acto frente a la Cámara Baja junto a la esposa de Leopoldo López, Lilian Tintori. El propio PSOE se encargó de difundir en todas las redes la opinión del hoy presidente sobre el régimen de Nicolás Maduro. Y ahora los opositores se estén encargando de airearla en las redes.
Y no se puede decir que Sánchez fuera ambiguo. Todo lo contrario. "Condeno de manera rotunda la destrucción de las libertades democráticas que se están produciendo en Venezuela y exijo al régimen de Nicolás Maduro la liberación de todos los presos políticos, de todos y cada uno de ellos. Y singularmente también, de Leopoldo López", enfatizó ante los micrófonos de decenas de periodistas, algunos de ellos corresponsales de medios latinoamericanos.
Pero aún quiso Sánchez ir mas allá y dejó un compromiso grabado que le ata y que le dejará muy mal parado ante medio mundo si lo incumple ahora con él en La Moncloa.
"Quiero trasladar a todo el pueblo hermano de Venezuela la solidaridad, el compromiso de la sociedad española y del PSOE, de que todos trabajaremos y lucharemos para que haya libertad y democracia, y que no haya ni un preso político más en Venezuela. En el presente y en el futuro estaremos siempre ahí".
No parece, vista la reacción remolona de las últimas 24 horas, que el PSOE del hoy presidente esté muy por la labor de "estar ahí". Aunque siempre podrá Ferraz apelar a la doctrina Calvo: ese no es el Sánchez presidente, es su otro yo.