Iglesias recula y se abre a negociar con Errejón para evitar el cisma en Podemos
"No es un traidor, debe ser un aliado". La tesis de los barones se impone en el Consejo Ciudadano para evitar una réplica aún mayor. Decidirá el partido en Madrid tras cerrar su lista.
La cúpula de Podemos se ha sentado este miércoles en el diván. Obligado por la traición de Íñigo Errejón y su voladura del statu quo del partido, cosido provisionalmente tras la derrota del errejonismo en el Vistalegre II. Y la palabra que resume el cónclave morado es tregua para lograr la confluencia. Ahora sí, después de días de amenazas de expulsión y de lista alternativa.
Obligado por la presión de sus propios barones y en ausencia de los dos grandes protagonistas de la batalla -Iglesias optó por la vía telemática y Errejón decidió no acudir a la sede de la calle Princesa para no enervar los ánimos de los pablistas-, el líder tiende la mano al acuerdo electoral.
También para las autonómicas en las que el exnúmero dos es ya cabeza de cartel de Más Madrid. Y eso que Jorge Moruno, uno de los más próximos al exportavoz en el Congreso llegó a decir que su jefe de filas había sido "vetado". Eso sí, deberán ser los responsables y militantes políticos de la Comunidad de Madrid quienes decidan cómo y con quién confluir de cara a las autonómicas de mayo. En ningún caso antes.
Todos los partipantes que fueron tomando la palabra, más de 60, coincidieron en llamar a la "unidad" y en buscar fórmulas para que la izquierda concurra a las urnas. Unos defienden que bajo una plataforma conjunta. Y otros cada uno con su marca con un compromiso de "cooperación" tras el escrutinio.
De momento, y dado que Errejón ha trasladado que no renuncia a su aventura personal, el Consejo Ciudadano ha recibido un mandato: construir primero una candidatura propia en Madrid que deberá ser ratificada en primarias. Una vez elegida la lista se buscará el pacto con IU y Equo, socios preferentes. Y luego comenzaría la negociación con Errejón.
Lo resumían a su llegada al Consejo Ciudadano, dos de sus líderes territoriales. "Se trata de bajar la temperatura", enfatizó el manchego José García Molina, impulsor de la Declaración de Toledo.
"Hay que dejar de hablar de nosotros mismos y hablar de los problemas del país que son muchos, que son ingentes, hay que dar una solución hoy", exigió Pablo Fernández, el barón castellano y leonés.
Irene Montero y Pablo Echenique, presidiendo el Consejo Ciudadano Estatal, este miércoles.
A esta cita clave del Consejo Ciudadano Estatal, Iglesias llegó con el camino allanado. Porque antes de su arranque había difundido un decálogo con las líneas maestras de su nueva estrategia de "confluencia". "Íñigo no es un traidor, sino que debe ser un aliado de Podemos", es la frase que lo resume todo.
Iglesias reconoce la "indignación natural y lógica" que le ha provocado la "falta de respeto" a los "espacios políticos" de la formación por parte de Errejón. Pero considera que se debe afrontar la situación con "madurez y responsabilidad" y por ello plantea ser "generosos y responsables tratando de construir una confluencia lo más amplia posible" con Más Madrid.
Este planteamiento supone una rectificación con relación a su intervención del pasado 17 de enero, cuando respondió a la decisión de Errejón de concurrir con la formación de Manuela Carmena a la comunidad de Madrid. En aquel momento afirmó que el ya exdiputado "no es Carmena" y que Podemos le presentaría batalla con una lista alternativa en la región.
Los barones, aterrados ante una guerra fraticida en vísperas de la cita con las urnas, le han convencido de lo contrario.