La terrible carta que saca a la luz el clima de terror etarra en la Universidad
Un estudiante brutalmente agredido en el campus de Vitoria por defender España envía una reveladora y dramática misiva a la rectora que retumba en Moncloa y Ajuria Enea.
El joven agredido brutalmente por un grupo de 15 encapuchados el pasado 30 de noviembre en el campus de la Universidad del País Vasco en Vitoria al grito de "español de mierda", ha enviado una carta a la rectora, Nekane Balluerka, en la que afirma que la Universidad publica vasca "no es un lugar de paz", sino que persiste "un reducto de lo peor que ha existido" en tierra vasca, "la violencia radical". Además, ha apuntado que existe "un grupo que se ampara en su impunidad y su alta capacidad de agrupación" para "silenciar a los 'díscolos".
El estudiante, víctima de la agresión radical cuando salía "de la primera y última" reunión de la AEDE, plataforma que defiende la unidad de España, no ha hecho hasta este momento ninguna declaración para mantener su anonimato.
En su carta dirigida a la rectora de la UPV, el estudiante se presenta como "el joven al que el resultado de la radicalización de la juventud vasca, así como de algunos alumnos de la universidad, le costó una paliza entre una quincena de individuos". La víctima recuerda que, "en este momento, con todo el asunto más calmado", siente "la necesidad de decir ciertas cosas", tras haber callado desde el momento de los hechos.
"Durante varias semanas, tanto yo como el resto de personas que formábamos el grupo estudiantil AEDE estuvimos contactando vía email con la dirección de nuestro centro para que realizasen ciertas labores de limpieza (carteles, la ya famosa pancarta de ETA de Leioa, pintadas en nuestro edificio con la inscripción ETA, etc), y he de decir que la respuesta que obtuvimos fue muy pobre", ha relatado.
En este sentido, ha explicado que, aunque "en alguna ocasión sí que quitaron algunas pancartas y pintadas, en otras muy ofensivas, no fue así". "Nos parecía indignante que todo el alumnado, y en especial algunos de nosotros, que vivimos la represión de ETA en nuestras carnes, tuviéramos que ver en nuestro centro de estudios manifestaciones que pidiesen la amnistía de todos los presos, pintadas en las que nos llamaban fascistas", ha apuntado.
El joven asegura que tenía "la sensación de que, para una parte de la dirección de la Universidad", eran "estudiantes de segunda por no someterse a esas fuerzas radicales, sin derecho a protestar, silenciados y reprimidos por ese gran grupo violento amparado por gran parte de la sociedad e instituciones".
"No podíamos permitirlo y decidimos unirnos y protestar por ello, demostrar que existimos y que, si no pudieron callar a nuestras familias, no nos iban a callar a nosotros. ¿Qué se terminó demostrando?, que hay un grupo que se ampara en su impunidad y su alta capacidad de agrupación y organización para silenciar" a los díscolos", subraya.