Sánchez mete con calzador a sus ministros en las listas y provoca un motín
El partido que presume de democracia interna y que lleva a gala las primarias está revolucionado con el difícil encaje de Robles, Maroto y Grande-Marlaska, entre otros.
La decisión de Pedro Sánchez de meter con calzador a varios de sus ministros en circunscripciones con las que poco o nada tienen que ver está provocando el rechazo de los dirigentes provinciales y hasta motines.
El más serio -que no el único- lo tiene el líder del PSOE en Valladolid, hasta el punto de que la Ejecutiva Provincial ha desafiado abiertamente la autoridad de su jefe de filas.
Cuando el Comité Electoral del PSOE de Valladolid ya había decidido que su lista al Congreso la encabezara Javier Izquierdo, llegó Ferraz y la semana pasada impuso a la ministra de Industria, Reyes Maroto.
Ésta nació en la localidad de Medina del Campo pero ha desempeñado toda su militancia y carrera política en el PSOE de Madrid, con el consiguiente enfado de los cuadros vallisoletanos.
Hasta mitin conjunto de Sánchez y Maroto habían preparado desde Madrid en la ciudad del Pisuerga para el 9 de marzo. Todo a espaldas de la dirección provincial.
Los ánimos se fueron caldearon y tuvo que entrar a escena el alcalde de Valladolid y portavoz del PSOE a nivel nacional, Óscar Puente, para decir lo mucho que ha hecho la titular de Industria por Valladolid y lo buena candidata que sería.
Ni por ésas. Este domingo hubo una convocatoria del Comité Ejecutivo del PSOE de Valladolid en la que sus miembros votaron devolver nuevamente a Izquierdo al número uno de la candidatura y apear a la ministra Maroto de la misma.
A estas horas no está claro si Sánchez volverá a la carga o finalmente accederá a reubicar a Maroto en la lista de Madrid.
Y no sería la primera. Teóricamente la ministra de Defensa, Margarita Robles, iba a ocupar el número uno por León. O eso quería Ferraz. Pero el plante del PSOE de León ha obligado a trasladarla a la candidatura por Ávila.
Tampoco está claro qué pasará finalmente con el titular de Interior, Fernando Grande-Marlaska, a quien Sánchez tenía previsto enviar a Cádiz como cabeza de cartel. Pero los socialistas gaditanos no le quieren y tienen su propio candidato: Juan Carlos Ruiz Boix, alcalde de San Roque.
Y así está el mapa del PSOE, manga por hombro y plagado de fuegos.