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Un alcalde imputado, padrino de la triste victoria de Pepu Hernández en Madrid

Pocos votos, un tercio en contra y un padrino sentado en el banquillo: Pepu Hernández se estrena como candidato del PSOE a la alcaldía de Madrid en un clima de depresión y errores.

Pepu Hernández

Publicado por
Javier Rodríguez

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La victoria de Pepu Hernández en las Primarias para ser candidato a la alcaldía de Madrid fue un reflejo del clima de depresión, despiste y errores monumentales que anega al partido en la capital, casi erradicado por el tirón de Manuela Carmena y sumido en una confusión tremenda que no disimula ni la mejor fortuna demoscópica de Pedro Sánchez, instigador máximo de toda la operación del exseleccionador nacional de baloncesto.

Para empezar, un increíble decisión del PSOE: encargar el proceso de Primarias a un alcalde imputado por prevaricación, el de Alcalá de Henares, Javier Rodríguez Palacios, a punto de sentarse en el banquillo de los acusados y representante del Gobierno municipal con más imputados tal vez de toda España.

Pero a él, viejo colaborador de Sánchez pasado a las filas de Patxi López en aquellas Primarias del "No es no", le encargaron insólitamente un proceso teledirigido por Ferraz, y a él le mantiene el PSOE madrileño como responsable de Ética en ese estado judicial que, con los estatutos socialistas en la mano, le debiera haber obligado ya a dimitir.

Ese preludio explica bien el desenlace final. Sí, Pepu ganó, pero con unas cifras que atestiguan el escaso peso que el otrora poderoso PSOE madrileño tiene y cómo, en general, los partidos se han convertido en un reducto de unos pocos en los que no resulta difícil medrar si tiene una humilde camarilla dedicada a ese empeño.

El PSOE madrileño ha quedado reducido a un minúsculo grupo de camarillas con Ferraz imponiendo su criterio y los votantes huyendo

Porque Hernández logró el 64.25% de los votos, que en números concretos fueron 1.697 papeletas, menos de los que tiene cualquier modesta encuesta de un periódico local de Ceuta en un par de horas. Y ese resultado desvela, además, que un tercio de los militantes socialistas no le quiere, y que el cómputo total de afiliados en la capital de España apenas llega ya a los 5.290 afiliados, de los que solo 2.692 acudieron a votar en las 23 agrupaciones del puño y la rosa en el municipio.

Lo que diga Sánchez

El PSOE madrileño no levanta cabeza desde hace lustros y no parece que vaya a hacerlo en el futuro inmediato, al menos en la capital: todas las encuestas le sitúan en la quinta posición, por detrás incluso de Vox, el nuevo invitado a la mesa.

Ni siquiera tiene fácil repetir el papel de muleta de Carmena, a quien dio la alcaldía con el voto de Antonio Miguel Carmona, hoy desaparecido, como todos los nombres de peso de un socialismo madrileño desdibujado y entregado, ya definitivamente, a las instrucciones de Sánchez.