Borrell cuenta por qué España ha perdido influencia exterior con toda crudeza
El ministro de Asuntos Exteriores apura sus días como tal antes de dedicarse a tiempo completo a la campaña de las elecciones europeas. En sus intervenciones nunca faltan cosas interesantes.
Josep Borrell, ministro de Exteriores, Unión Europea y Cooperación, es una rara avis no solo en su partido, sino sobre todo en este Gobierno y por supuesto en la política española. No lo digo yo, pues de mí queridos lectores podrían ustedes sospechar. Lo asegura Jaime Malet, presidente de la Cámara de Comercio de EEUU en España, que recordó que este ingeniero tiene dos máster en París y en Stanford, es matemático y este nivel no se suele ver en la política hispana.
Quizá por ello, en Europa decidieron hacerle presidente del Parlamento. Una de las preocupaciones de la AmchamSpain es la mala imagen que de nuestro país ofrecen los líderes independentistas y que no siempre son respondidos como merecen. Esto impacta en las inversiones que dejamos de recibir que no es asunto menor.
Borrell, que es de un pueblecito de Lérida, está absolutamente de acuerdo con esto. De hecho, manifestó que España en los últimos 40 años ha perdido influencia exterior por la cantidad de delegaciones autonómicas que tiene nuestro país por ahí. Algo que primero despista y en el caso muy concreto de las catalanas, se dedican a tratar de echar por tierra un país con el que ninguna Cancillería tiene conflicto alguno.
Por ello, pidió que cuando se solventen las aguas habrá que pedir a la Generalitat (que parece que sólo tiene exigencias y no está dispuesta a negociar nada) una lealtad constitucional y una neutralidad institucional indiscutible pues para hacer política, hay marcos suficientes.
Josep, buen conocedor de Europa, recordó los problemas que está atravesando el Reino Unido para irse de la Unión así como los costes derivados que se van a producir de tamaña decisión. Si eso lo sufre UK, qué no padecerá Cataluña, vino a expresar. Y estableció paralelismos entre "esos flautistas de Hamelin que asegura que países o regiones ricas se pueden apañar mejor solas y abandonar clubes con socios con menos recursos. Olvidan, sin embargo, el lobby que representa Bruselas y el dinero que te ahorras estando dentro de esta estructura", remató.
Recordó los múltiples problemas que nos acechan (deuda pública disparada, alto paro) pero que España lleva seis años creciendo por encima de la media y en parte se debe a la internacionalización de nuestras empresas, por lo que no debemos cejar en nuestro empeño y seguir por la senda trazada. Ojalá le escuche Sánchez, que de momento, ya ha decidido o ha sido inducido a decidir que esta mente preclara está mejor allende nuestras fronteras que poniendo cordura en el Ejecutivo.
Entre los asistentes se pudo ver a Trinidad Jiménez, que desde que está en Telefónica ya no le interesan tanto las alianzas de civilizaciones con países que para España solo tienen leyenda negra. También vi a Alejandro Beltrán, presidente de McKenzie en España, que es un hombre poco conocido pero responsable en la sombra de estrategias beneficiosas para este país. Jorge Moragas lo tenía como tapado, pero este Gobierno oh sorpresa, parece que no requería de sus premonitorias visiones.
Claudio Boada, presidente de Blacrock, es otro patriota que algún día se sabrá cómo consiguió que se apostara por el ladrillo español cuando nuestra economía estaba colapsada al cerrar el grifo bancario. En esta ocasión decidió no coger el micrófono, pues se ha dado cuenta de qué es clamar en el desierto y de que prefiere dedicarse a gestionar.
Juan Orti, presidente de American Express, Daniel Agromayor, de Five Guys (también los americanos proporcionan mucha alegría hamburguesera) o María Cervantes de Costco, recuerdan que si una economía pita en gran medida es por facilitar el consumo y que la clase media (también llamada sociedad civil) sea la que se empodere y le diga a los políticos que se centren en lo importante, que son las cosas del comer.
El personaje despertó mucho interés mediático asistiendo casi el mismo número de medios que asistentes y pudimos escuchar la famosa frase a la hora de darle paso: "¡The floor is yours!".