Un jefe policial machaca a Trapero al relatar el pasotismo de los Mossos el 1-O
El comisario ha narrado en el juicio del ‘procés’ cómo la policía autonómica tenía órdenes de no colaborar el 1-O y algunos llegaron a "obstaculizar" el trabajo de los agentes nacionales.
Actitud pasota en todos los casos y boicoteadora en algunos. Así se condujeron los Mossos de Esquadra en la jornada del 1-0, a pesar de que el Mayor Trapero aseguró que cumplieron con su obligación, según el relato de un jefe policial en el juicio de ‘procés’.
El comisario-jefe de la brigada de información de la Jefatura Superior de Policía de Cataluña, Manuel Quintela, ha relatado este martes los incidentes que se produjeron el 1 de octubre de 2017 entre policías y manifestantes en los centros de votación y también algunas actuaciones de policías autonómicos dirigidas a "obstaculizar" la labor de impedir el referéndum. En general, ha dicho, "tenían instrucciones de no colaborar".
En concreto, ha contado al tribunal que juzga el proceso independentista en Cataluña que en uno de los colegios, en la escuela Pía de Barcelona, uno de los responsables del operativo de los Mossos destinado allí "trató de impedir la entrada" de los agentes de la Policía Nacional poniendo los brazos en cruz y gritándoles "dejadlos votar".
El jefe policial ha explicado que los policías nacionales tuvieron que utilizar la fuerza en algunas ocasiones por la actitud "hostil" de las personas que se concentraban en los centros para votar, pero ha defendido que "la actuación general" se hizo con "medida y mesura".
Y, en cambio, ha subrayado, la actitud de los Mossos fue "pasiva en la mayoría de los casos". "Hubo casos con nosotros y Guardia Civil de obstaculización, pero en la mayoría de casos fue de pasividad. Tenían instrucciones de que se apartaran, de no colaborar. Siento hacer estas declaraciones. En los Mossos hay muchos compañeros que hubiesen querido colaborar, hay muchos profesionales, tengo buena relación con algunos de ellos, pero la verdad es esa", ha afirmado.
Según su relato, los policías vivieron incidentes con los concentrados "en la mayoría de los centros" donde actuaron. Uno de los más graves fue el colegio Ramón Llull de Barcelona, donde "costó mucho entrar" en el centro, pero "mucho más salir", momento en que los agentes sufrieron "todo tipo de agresiones, lanzamiento de objetos, golpes, patadas, lanzamiento de vallas metálicas...".
Fue allí, al verse "rodeados y perseguidos" por los votantes, donde decidieron utilizar pelotas de goma, lo que "lamentablemente" provocó "daños" a "uno de los manifestantes hostiles", aunque también ha recordado que esa persona fue después identificada como "responsable de cinco agresiones directas a funcionarios" de la Policía.
En total, ha dicho Quintela, un total de 72 policías nacionales resultaron heridos el 1-O. En Lleida hubo actuaciones en centros "verdaderamente" complicadas; no en vano, en uno de ellos se registraron hasta diez agentes heridos. Y en otro, llamado Juan Carlos I y donde hubo cinco heridos, uno de los manifestantes sufrió un infarto y fue atendido por el responsable del dispositivo policial, que "paralizó toda su actuación para atenderle".
Ninguna colaboración de los Mossos, pese a lo dicho por Trapero
Y todo ello a pesar de que la labor de la Policía Nacional y la Guardia Civil era, en un principio, de mero "apoyo" a los Mossos d'Esquadra y que sólo tenían que actuar cuando éstos solicitaran su auxilio. Según su versión, la policía autonómica les envió un listado de 233 centros solicitando refuerzos, pero llegó "muchísimo después" de que comenzaran las actuaciones porque desde la Secretaría de Estado de Seguridad ya se había dado la orden de intervenir "tras contemplar la inacción de los mossos".
El comisario ha lamentado que cuando los policías nacionales llegaron a los colegios el 1-O ya estaban las mesas constituidas y algunas personas ya votando, lo que ha achacado a que los centros habían estado ocupados todo el fin de semana con la excusa de realizar todo tipo de actividades lúdicas -la fiesta de la música, chocolatadas de madrugada, fiesta de pijamas- pero con el verdadero objetivo de mantenerlos abiertos para la votación.
Y además, ha remarcado que en los días previos al referéndum los Mossos difundieron a través de los medios de comunicación los planes de actuación para el 1-O, de modo que se facilitó a la población una "información valiosísima" para saber cuándo y cómo iban a intervenir los agentes de la policía autonómica para tratar de cerrar los colegios.
En este sentido, ha desmentido al mayor de los Mossos Josep Lluís Trapero al asegurar que el cuerpo policial autonómico era muy "celoso" de esta labor y que eran ellos los que querían realizarla de manera exclusiva, por lo que consideraban que esta actuación les correspondía a ellos y no a policías nacionales y guardias civiles.
Sin embargo, ha lamentado que los binomios de los Mossos fueron claramente insuficientes para paralizar el referéndum debido a la cantidad de gente y de colegios. "Aquello estuvo perfectamente organizado por todo tipo de estamentos sociales", ha subrayado.
Aparte del 1-O, el comisario Quintela ha mencionado unos 80 actos de hostigamiento que sufrieron Policía Nacional y Guardia Civil entre el 19 de septiembre y el 27 de octubre, día de la declaración unilateral de independencia (DUI), aparte de otros 37 "ataques" a sedes y ayuntamientos gobernados por el PSC porque no habían cedido locales para el referéndum.