Nueve guardias arruinan la versión de Jordi Sánchez: así fueron acorralados
El Supremo ha reanudado este martes la declaración de los policías acosados y agredidos por el independentismo. Y la ANC y Ómnium quedan en muy mal lugar.
Más pruebas reveladoras que desmontan la versión idílica que el independentismo ha vendido en Europa de los sucesos del 1-O. El juicio por el procés en el Tribunal Supremo se ha reanudado este martes con la declaración de nueve agentes de la Guardia Civil que actuaron en distintos centros de votación para impedir la celebración del referéndum ilegal.
Los policías han relatado que de algunos de ellos tuvieron que salir corriendo una vez finalizada la intervención porque la "masa" de gente concentrada se les echaba encima o les perseguía. Estos nueve testigos, cuyas comparecencias estaban previstas inicialmente la semana pasada, han narrado a preguntas de los fiscales Jaime Moreno y Consuelo Madrigal las dificultades que tuvieron tanto a la entrada como a la salida de los colegios electorales en municipios de Tarragona y Gerona.
En estas declaraciones se ha vuelto a escuchar lo mismo que han dicho otros agentes del Instituto Armado en este juicio: que fueron insultados, escupidos, incluso agredidos, pues la mayoría de los que han declarado este martes tuvieron contusiones, roces o esguinces. Es más, dos de ellos han constatado que estuvieron de baja médica hasta cinco meses.
Uno de los testigos de este martes formó parte de la comitiva judicial que tenía que requisar el material electoral en el Ayuntamiento de Garrigàs (Gerona). Ha explicado que cuando intentaron salir del edificio, los compañeros de la Unidad Especial de Seguridad Ciudadana (Usecic) de la Guardia Civil realizaron un cordón de seguridad para protegerles, pero que se llegó a romper cuando uno de los agentes perdió el equilibrio y tropezó en unas escaleras debido a "la presión de la gente concentrada".
Ha continuado diciendo que ese momento fue aprovechado por uno de los manifestantes para golpearle en la cara con un manojo de llaves. "Después de recibir la agresión, la comitiva judicial se partió por este incidente y emprendimos la carrera hacia el exterior del recinto en busca de coches oficiales. Yo salí corriendo porque temí por mi integridad física", ha recordado.
Después ha sido el turno de otros dos miembros de esta unidad de seguridad ciudadana que actuó en dicho consistorio. Ambos han destacado que la situación fue muy compleja de controlar y que la gente se "alteró" justo cuando la comitiva judicial comenzó a salir. "Tuvimos que salir corriendo porque nos perseguían", "la gente se lanzaba sobre la cápsula de seguridad", han dicho.
Entre los nueve testigos que han comparecido se encontraban dos agentes que estuvieron en el instituto Antoni Ballester de Montroig del Camp (Tarragona), donde, según han indicado, se tuvo que hacer uso de un 'spray' de defensa personal.
Han contado que la valla del centro educativo se encontraba cerrada con llave y que detrás había alrededor de 300 personas concentradas, en un ambiente "hostil". Tras romper la cerradura con un ariete, empezaron a recibir empujones y patadas de los manifestantes, por lo que la Guardia Civil tuvo que hacer uso de sus defensas reglamentarias (porras) para "intentar rectificar el comportamiento", "intimidar" y hacer retroceder a los congregados para llegar hasta la entrada del instituto.
Aún así, un guardia civil tuvo que hacer uso del spray personal debido a las dificultades que estaban teniendo. Según ha apostillado uno de los testigos, su utilización es por "decisión propia" y el objetivo es "disuadir" y "evitar males mayores". También ha mencionado que los efectos son picores de ojos, tos y en algunos casos vómitos.
En cuanto a sus experiencias en esa actuación, uno de los agentes ha rememorado que un manifestante le quitó la porra y que en un forcejeo sufrió una lesión en la muñeca tras atraparla entre la verja del instituto y la defensa reglamentaria. El otro testigo, encargado de custodiar y trasladar el material electoral incautado, ha subrayado que abandonaron la zona con los vehículos de "forma rápida" porque una "barrera humana" les "iba empujando hacia las afueras de la población".