Otra agresión más a Vox por celebrar un acto electoral en el corazón de Euskadi
La violencia contra Vox empieza a ser cotidiana en cada uno de sus actos: desde Barcelona a San Sebastián, sus mítines son recibidos con agresiones a sus simpatizantes.
El detonante fue la "alerta antifascista" de Pablo Iglesias tras las Elecciones andaluzas, alimentada también por Pedro Sánchez en persona, y desde entonces los actos de Vox se cuentan por agresiones a sus simpatizantes cada vez que celebra un acto público.
El último episodio de violencia ha tenido lugar en San Sebastián, pero antes ha ocurrido lo mismo en Barcelona o en Castilla y León: grupos de incontrolados, presentados sistemáticamente por TVE como "antifascistas", han intentado reventar la presencia de Santiago Abascal en el corazón de Euskadi este sábado.
Decenas de personas que se habían concentrado en el Kursaal contra la presencia de Vox en San Sebastián y simpatizantes de este partido se han enfrentado, en algunos casos, con peleas, a la salida del mitin que se celebraba en este recinto.
A través de las redes sociales se había realizado una convocatoria para protestar por la presencia de Vox en la ciudad y, tras una manifestación, alrededor de 300 personas se han dirigido al Kursaal, donde se ha celebrado el mitin del líder de este partido, Santiago Abascal.
Inicialmente, los organizadores del acto de Vox han recomendado a los asistentes que no salieran al exterior y permanecieran en el recinto. En el exterior, la Ertzaintza ha actuado, con porras, contra los asistentes a los que ha tratado de replegar a una esquina de Kursaal para que pudieran salir los simpatizantes de Vox.
Más violencia
En el momento en el que han empezado a salir, se han producido incidentes y enfrentamientos, en algunos casos, con peleas y golpes, entre los asistentes al mitin y los concentrados que gritaban "asesinos, fascistas" y que reprochaban la actitud de la Ertzaintza, que ha identificado a alguna persona.
Empieza a ser costumbre, y no solo con Vox. Desde la dirigente de Ciudadanos Inés Arrimadas hasta la del PP Cayetana Álvarez de Toledo, han tenido que soportar presión y violencia mientras desarrollaban su función. La propia Rocío Monasterio, de Vox, tuvo que aguantar a una multitud en su último acto que no quiso dejarla hablar, hasta el punto de tener que atravesar un hotel ante la imposibilidad de cruzar libremente por la calle.