La violencia es de "izquierdas": así la han sufrido PP, Vox y Cs para el 28A
Ni PP ni Vox ni Cs han podido desarrollar su campaña con calma en Cataluña o País Vasco: insultos, coacciones, escraches y coacciones han marcado su paso por algunos destinos.
"Alarma antifascista". La expresión es de Pablo Iglesias, pero quien ha elevado el "miedo a la ultraderecha" ha sido sobre todo Pedro Sánchez, que haya el último momento ha asustado al elector con las consecuencias de una victoria del centroderecha. Sin embargo, los datos demuestran que ha sido éste quien más ha sufrido los escraches, coacciones, insultos y agresiones.
Los partidos, básicamente constitucionalistas, han sufrido al menos 15 'escraches' o ataques a lo largo de estos quince días de campaña electoral, la mayor parte dirigentes de los partidos de las derechas, de PP, Vox o Cs, objeto también de coacciones constantes en determinados puntos de España, sobre todo en Cataluña y País Vasco.
El primero de ellos tuvo lugar el mismo día que daba inicio la campaña, el pasado 11 de abril, cuando la candidata del Partido Popular por Barcelona, Cayetana Álvarez de Toledo se vio atrapada entre una multitud de estudiantes que intentaban impedirla que entrara en la Universidad Autónoma de Barcelona, donde acudía a un acto en el que también estaba la candidata al Parlamento Europeo, Maite Pagazaurtundúa.
Estas coacciones a los candidatos siguieron el primer fin de semana de campaña con 'escraches' a los candidatos de Vox, Santiago Abascal y Ciudadanos, Albert Rivera, en el País Vasco. De hecho, este último partido presentó una denuncia en Fiscalía.
El sábado 13, jóvenes radicales se concentraron contra Vox en Bilbao y hubo tres detenidos por desordenes públicos. Hubo empujones, patadas, puñetazos e insultos y manifestantes abertzales quitaron banderas españolas a los militantes del partido de Abascal, que tiraron al río Urumea.
El domingo 14, el 'escrache' le tocó a Cs en Rentería. Rivera y su equipo fueron recibidos en la plaza de los Fueros con lazos amarillos gigantes, pitos, caceroladas e insultos -"hijos de puta, fascistas, fuera de aquí"-. En el acto se produjo la intervención de Maite Pagaza relatanto que ese era el pueblo donde jugaba con su hermano, asesinado por ETA.
En Semana Santa incluso
El mismo domingo 14, en Valladolid, manifestantes republicanos que se manifiestan cada 14 de abril increparon a la procesión de Las Palmas con una pitada al grito de "España, mañana, será republicana", provocando la indignación de los cofrades. Los populares denunciaron que en la protesta estaba presente Nacho Herrán, que trabaja en el Grupo Municipal Socialista dirigido por el alcalde, Óscar Puente.
El miércoles santo, la Policía Nacional contuvo a un centenar de manifestantes simpatizantes de Nicolás Maduro a la entrada de un acto de Vox en el recinto ferial de Santa Cruz de Tenerife.
Al día siguiente, Jueves Santo, Inés Arrimadas fue la protagonista de dos incidentes. Uno en el pueblo de Puigdemont, Amer (Gerona), donde los vecinos limpiaron con lejía la plaza en la que tuvo lugar el acto electoral. "Desinfectamos, desinfectamos", decían junto a la estelada, la bandera independentista y presidida por un gran retrato del expresidente de la Generalitat de Cataluña bajo el lema "no te rindas".
Tras este hecho, la candidata de Ciudadanos por Barcelona fue increpada en la Plaza Mayor de Vic al grito de 'mala puta', 'puta España', 'fuera' o 'visca Terra Lliure'.
El pasado domingo Ciudadanos de la Comunidad Valenciana denunció el ataque vandálico "a navajazos" que había sufrido durante el fin de semana su carpa de campaña electoral instalada en la plaza de la Virgen de Valencia.
El tercer ataque lo volvieron a sufrir Inés Arrimadas, Maite Pagaza y el abogado del Estado Edmundo Ball, cuando unas 50 personas la gritaron 'fuera fascistas' durante una visita a Torroella de Montgrí (Girona) antes de un mitin de campaña y donde un concejal del partido naranja fue agredido hace meses.
La sede de Ciudadanos en Barcelona también fue atacada con pintura amarilla que desconocidos habían arrojado sobre la puerta y en una foto de Albert Rivera.
La sede de Vox en Madrid fue atacada en la madrugada del 25 de abril después de que alguien reventara los cristales de la fachada principal, aunque los atacantes no pudieron acceder al interior del edificio ya que las ventanas de la planta baja tienen rejas.
Por contra, la izquierda apenas ha tenido que soportar algunas pintadas, mientras que toda la polémica contra el nacionalismo se circunscribe al Judas de Puigdemont, convertido en un monigote a quemar en una fiesta tradicional.