Crece el drama del PP: Arenas y García-Escudero se quedan al mando en el Senado
Ambos dirigentes, con mucho más pasado que futuro pese a la renovación que pregona Casado, serán los referentes de un grupo parlamentario muy mermado que no es ni la sombra de lo que fue.
Si el panorama del PP en el Congreso es malo, en el Senado es directamente dantesco. El recuento del voto por correo ha quitado dos senadores a los populares por Zamora y Segovia, y todo apunta a que el panorama será aún peor después de que el 26 de mayo se renueven los parlamentos autonómicos, que aportan 58 senadores a la Cámara en función de los resultados electorales.
Por lo pronto el PSOE tiene una aplastante mayoría absoluta de 141 senadores frente a 73 del PP. Ello en una Cámara que el PP ha controlado ininterrumpidamente desde 1996 y para la que había pedido a los votantes de Ciudadanos y Vox su voto, con idea de sumar fuerzas de cara a una futurible nueva aplicación del artículo 155 (es la Cámara Alta la que tiene la potestad de activarlo).
Y lo peor es que los dos referentes del grupo parlamentario popular en el Senado son dos dirigentes con mucho más pasado que futuro en el PP, frente a la renovación de la que presume y que pregona Pablo Casado: Javier Arenas y Pío García-Escudero.
El andaluz, el rey de las intrigas, amigo de Luis Bárcenas y un hombre que ha visto pasar la Gürtel muy de cerca, ni siquiera ha tenido que presentarse a las elecciones para revalidar su acta de senador: tras las elecciones andaluzas, logró que en febrero Juan Manuel Moreno le propusiera como senador en representación del Parlamento andaluz.
Así que cuando al final de la pasada legislatura todos los senadores del PP andaban de los nervios esperando que Casado decidiera las listas, Arenas acababa de asegurarse otros cuatro años al abrigo de la Cámara Alta. Era el único tranquilo.
El otro referente del grupo parlamentario será García-Escudero, el presidente de un partido, el PP de Madrid, que por primera vez en 30 años el domingo perdió unas elecciones generales. Algo que no pasó ni en las victorias de José Luis Rodríguez Zapatero. Y no solo fue engullido por la ola del PSOE, sino que quedó tercero, también por detrás de Ciudadanos.
De hecho los populares madrileños se barruntan que el 26 de mayo puede pasarles lo mismo y ser superados nuevamente por Cs, después de una legislatura marcada por los escándalos de corrupción en el PP de Madrid; que se resume en dos presidentas del partido dimitidas -Esperanza Aguirre y Cristina Cifuentes-, tres presidentes regionales -Cifuentes, Ángel Garrido y Pedro Rollán- y un tránsfuga, el propio Garrido.
En lo que respecta al Senado, y con García-Escudero al frente de la candidatura por Madrid, el PP no fue capaz siquiera de amarrar el segundo senador (que habría sido Juan Carlos Vera), que fue para Ciudadanos.
Nada queda del poderoso grupo parlamentario popular en el Senado que la pasada legislatura impulsó la aplicación del artículo 155 y que, tras la moción de censura, le sirvió al PP de última trinchera y contrapeso al gobierno de Pedro Sánchez.