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Feijóo marca terreno como futuro del PP si Casado no remonta el 26 de mayo

El líder gallego, junto al andaluz, acuñan un discurso propio que no desafía a Casado pero se perfila como alternativa si el PP no logra la remontada en las Europeas y Autonómicas.

Feijóo y Casado, durante la campaña, en Galicia

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Javier Rodríguez

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Alberto Núñez Feijóo ha vuelto. Sin una palabra ni un gesto de más, pero marcando el terreno propio con su discurso e, incluso, con sus ausencias. Seguramente hubiera sido elegido por aclamación en aquel PP del verano pasado, tras el desalojo de Rajoy, si Soraya y Cospedal no hubieran dado el paso y Casado no hubiese visto el camino expedito por la guerra entre ambas.

Desde entonces, se ha mantenido en algo parecido a la neutralidad con su jefe de filas, apoyándole escrupulosamente en todo pero con una especie de frialdad profesional, como si ambos supieran que solo podía quedar uno y que, por las prisas del castellano, el gallego fue relegado. Pero el 28A ha empezado a cambiarlo y, bien mirado, a Feijóo de alguna forma le ha venido bien no ser el candidato aquel infausto día para los populares.

¿Hubiera frenado él todo el impacto en el voto del PP que han tenido Cs y Vox? No se sabe, pero lo cierto es que lo ha esquivado y que Casado se lo ha comido entero sin comerlo ni beberlo: aunque públicamente pedía Elecciones, tirando del manual inevitable tras la moción de censura, internamente quería un año más para asentar el proyecto y calmar las aguas del centroderecha. No lo tuvo y ahora ha cosechado el peor resultado de siempre de su partido.

La desaparición de Feijóo tras el escrutinio es, a la vez, su irrupción de nuevo en todas las quinielas. No fue tampoco al Comité Ejecutivo del pasado martes. Y tampoco a la recepción del 2 de mayo en la Comunidad de Madrid, donde se concentró casi todo lo importante que tiene el PP. Esas ausencias fueron más estruendosas que algunas presencias y, para disipar las dudas, el presidente de la Xunta sí se pronunció desde la distancia.

Con un discurso que es claramente una enmienda a Casado y a su estrategia, acuñada por un equipo joven y nuevo que ha prescindido de casi todo y de casi todos y ahora no encuentras hombros cómplices en los que llorar. El primer misil, a cuento de unas declaraciones de la también rediviva Esperanza Aguirre que señalan a Rajoy como responsable del hundimiento y a Casado como mero damnificado de ese proceso.

Con apenas unas palabras, lo ha dicho todo desde Galicia: es "desproporcionado" decir que "la responsabilidad es de un equipo que sacó el doble de escaños del actual". Y para remate, un recordatorio que el centroderecha ha olvidado sumido en una batalla entre sus distintos partidos que olvida que tal vez entre ellos haya guerra o crisis, pero sus votantes no sufrente crisis alguna:

"El éxito de Pedro Sánchez es igual al peor resultado de Rajoy en 2015". Y es cierto, ambos se quedaron en el entorno de los 120 diputados, pero la mayor competencia en este flanco ideológico y el hundimiento de Podemos le dieron al PSOE un resultado en escaños pletórico.

Tres barones

"Volvamos al centro", repite Feijóo, secundado en esto por el otro gran barón del PP, el presidente andaluz, Juanma Moreno. E incluso un tercero en ciernes, el castellanomanchego Paco Núñez, que logró en su tierra seis puntos más que la media nacional del PP y puede ser la gran sorpresa el próximo 26 de mayo cargándose al potente Emiliano García Page.

¿Si se repite el estropicio caerá Casado y será el turno de Feijóo? Es una afirmación osada que nadie sostiene en público. Pero como decía el periodista Walter Cronkite, si algo "vuela como un pato y anda como un pato, probablemente sea un pato".

Rajoy no lo vería mal: de algún modo ése fue siempre su plan original, si Soraya no lograba fácil el liderazgo, y el cruce de declaraciones y estrategias entre las distintas familias deja abierta esa puerta. Quizá más que nunca.

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