Los mayores carniceros de ETA: éstos son los "hermanos" de Josu Ternera
Josu Ternera es un icono del horror etarra, escrito con la sangre de más de 800 víctimas, niños incluidos. ETA era el terror, pero también una organización con jefes: fueron éstos.
La caída de Josu Ternera, histórico jefe de ETA y uno de los dos terroristas que leyó el comunicado de su disolución en mayo de 2017, remite a un tiempo no tan lejano de dirigentes duros, inasequibles al horror y responsable de más de 800 asesinatos que sembraron España de dolor antes y después de la llegada de la democracia.
ETA, en sus orígenes, fue una especie de escisión del PNV, el paraguas que cobijaba todo el abertzalismo vasco, del que salió una rama que optó por la violencia para lograr un objetivo que compartía con sus mayores. Que aquella fuerza bruta, de pistoleros salidos de valles y caseríos remotos, acabara generando el universo Batasuna, con sus ramificaciones en sindicatos, asociaciones, periódicos y hasta tabernas; no esconde la certeza de que, en su origen, salieron del mismo partido que hoy gobierna el Pais Vasco.
Ternera, de hecho, fue diputado en el parlamento regional hace 17 años cuando huyó, sentado codo con codo al lado de Otegi, pero sin el PNV nunca hubiera formado parte, cruel ironía, de la Comisión de Derechos Humanos. El responsable de decenas de asesinatos, entre ellos de seis niños de una casa cuartel de la Guardia Civil, se erigía así en insólito tutor de los valores más humanitarios.
Con su detención, viene a la memoria un largo listado de jefes de ETA desde 1977, cuando sus ramas militar y política se unieron en una síntesis macabra que no dejó de matar ni con el fin de la Dictadura. Hombres, mujeres, mayores y jóvenes; unidos por una misma locura, pero con estilos distintos, que ahora siguen presos, murieron, están en libertad, renegaron de la violencia o siguen fieles a ella.
Txapote y Amaia
Éstos son algunos de los nombres del hall of fame etarra, ese pabellón resucitado por la caída de Josu Ternera, plagado de nombres cuya mera mención evoca años de plomo, de coches bomba, de atentados contra edificios, de tiros en la nuca y de lágrimas que seguirán corriendo por la eternidad.
Domingo Iturbe Abasolo, Txomin, fue el primer jefe de la 'nueva' ETA, nacida un año antes de la aprobación de la Constitución. Alto, imponente, de gran carisma entre los suyos, cayó detenido en Francia en 1986, pero se hizo célebre para el gran público cuando acudió a Argel a iniciar unas conversaciones de "paz" con el Gobierno de Felipe González. Fracasaron, y él no las vio terminar: murió en un accidente. Unos dicen de coche, otros que al caer de un tejado, pero todos coinciden en que perdió la vida en plenas negociaciones.
Portada de Egin con la muerte de Txomin
Le sustituyó quien, en realidad, ya hacía tándem con él en la cúpula: Eugenio Etxebeste, Antxon: juntos compusieron una pareja cruel, responsable de una de las décadas más temibles y sanguinarias de ETA. A él cabe imputarle el desastre de Argel, saldado con una ruptura que dejó tocado al Ejecutivo de González y redobló la violencia etarra.
Junto a estos dos nombres, un tercero conformó el trío de dirigentes al frente de la banda: Santi Potros, héroe para los suyos, y padre del coche bomba como método de asesinato en masa. Salió de prisión el verano pasado, con la mirada fría, los ideales intactos y ningún deseo de redención. A este bárbaro se le achaca el atentado de Hipercor, icónico de una era de dolor extremo que a él le produce, aún hoy en día, nostalgia y orgullo.
Santi Potros
Un cuarto nombre irrumpe a finales de los 80, junto al trío citado, y ahora de nuevo: sí, Josu Ternera, responsable del aparato político, pero igual de sangriento que los anteriores. La matanza de Zaragoza lleva su sello, pese a lo cual apenas estuvo dos años en prisión antes de tomar posesión como diputado vasco a finales de los 90. Entonces era el jefe, y de algún modo lo ha seguido siendo hasta su detención en Francia.
No estaban solos. Junto a ellos o tras ellos, otros nombres resuenan en la memoria colectiva de cualquier español nacido de 1970 hacia atrás. Eran los jefes, y mentarlos resucita el dolor de caras anónimas y célebres, de políticos conocidos y policías anónimos, de empresarios de peso y de niños o peatones que se cruzaron con el infortunio más cruel.
Mikel Antza y Anboto
Los detalló, uno a uno, la periodista vasca Mamen Gurruchaga, hoy analista en la Cope, señalada por ETA en incotables ocasiones, y memoria viva del abecedario del horror. "Tras la detención de 'Josu Ternera', José Luis Álvarez Santacristina, 'Txelis', ocupa su lugar. Este intelectual y comunista donostiarra fue el creador de los grupos Y, precursores de la 'kale borroka'.Ya en la cárcel, condenó el atentado que costó la vida a Miguel Ángel Blanco y adoptó una postura contraria a la actividad armada. De joven había sido seminarista y en prisión recuperó la fe católica".
"Tras la caída de la cúpula en Bidart ('Pakito', 'Txelis' y 'Fiti'), el 29 de marzo de 1992, ETA tuvo dificultades para recomponerla porque la policía francesa detenía, sucesivamente, a todos los posibles sustitutos. Finalmente, en 1993 consiguió reorganizar la dirección con Iñaki de Gracia, Félix López de la Calle y Mikel Albizu 'Mikel Antza'", explicaba hace años en El Mundo.
La tregua
"Este crítico de teatro y escritor se vinculó a ETA a partir de la preparación de la fuga de la prisión donostiarra de Martutene del escritor Sarrionaindia y del miembro de ETA Iñaki Pikabea. Participó junto a Belén González Peñalba en el encuentro mantenido entre ETA y representantes del Gobierno de Aznar durante la tregua. Mientras se matuvo el cese de las acciones armadas la policía francesa detuvo a esta interlocutora además de a José Javier Arizkuren Ruiz, 'Kantauri', jefe de los comandos".
"Iñaki de Gracia Arregi podía haber pasado desapercibido como jefe de ETA por el escaso poder que tuvo, pero durante su mandato ETA cometió dos de sus acciones más duras: el secuestro de Ortega Lara y el asesinato de Miguel Angel Blanco. El 15 de septiembre de 2000 fue arrestado cuando había perdido el poder en favor de García Gaztelu, 'Txapote', procedente de la 'kale borroka'".
"Txapote' es el autor de casi de todas las barbaridades cometidas por el comando Donosti cuando él pertenecía al mismo: asesinato de concejales del PP, del dirigente socialista vasco Fernando Múgica y el más macabro de todos, el del edil popular en Ermua, Miguel Angel Blanco. Tiene el dudoso honor de ser el jefe de ETA con más asesinatos a sus espaldas. Es detenido en febrero de 2001 en la terraza de una cafetería de Anglet".
Le sustituye Juan Antonio Olarra Guridi, apresado el 16 de septiembre de 2002 junto a su compañera sentimental y de acciones, Ainhoa Mujika. Como todos los jefes del aparato militar, accedió a la cúpula de la organización terrorista por méritos de guerra logrados tras su paso por los comandos Donosti, Levante y Madrid. Fueron sustituidos en la dirección de los comandos ilegales por Ibon Fernández Iradi (detenido en 2002, fugado y apresado de nuevo un año después) y Ainhoa García Montero (detenida en 2003)".
Thierry, al ser detenido
"Un nuevo golpe contra la cúpula de ETA se produce el 3 de octubre de 2004: Mikel Albizu, 'Mikel Antza', número uno de la banda, es detenido junto a su compañera sentimental, Soledad Iparagirre, 'Anboto', otra histórica de la organización. El escurridizo 'Antza' es el dirigente que más tiempo ha estado en la cúpula de la organización terrorista, desde que asumiera la dirección política en 1993 tras la caída de Bidart."
"Tras el arresto de 'Antza', 'Josu Ternera' le sustituyó al frente del aparato político de la banda, cargo que después le arrebató Francisco Javier López Peña, alias 'Thierry', considerado el 'número uno' del aparato militar y político de la organización terrorista, detenido en Francia el 20 de mayo de 2008. Despues, Mikel Garikoitz Azpiazu, alias 'Txeroki', se hizo cargo del aparto militar. Fue detenido el 17 de noviembre de 2008. El trabajo policial y la colaboración con Francia permitió la captura en apenas seis meses de los nuevos jefes militares: Aitzol Iriondo y Jurdan Martitegi, sucesores de 'Txeroki', caían el 8 de diciembre de 2008 y el 18 de abril de 2009".
Ahora, con la detención de Josu Ternera, un supuesto enfermo terminal que lleva muriéndose once años, se cierra el círculo. Pero no el drama ni el legado de ETA, compuesto por 900 víctimas mortales, miles de heridos, decenas de miles de exiliados y, aún hoy, 300 crímenes sin resolver.