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Bancarrota en Podemos: el desastre del 26M deja en ruinas las arcas de Echenique

El gigantesco entramado del que colgaba buena parte de la financiación de los morados se ha desmoronado. Hasta poner en peligro su sostenibilidad y sus redes clientelares.

La fuerzas y los dineros de Podemos han mermado hasta la bancarrota.

Publicado por
Miguel Blasco

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Para darse cuenta del desplome irrefrenable de Podemos en las urnas en el tiempo récord de cuatro años basta echar un repaso al histórico de votos de Pablo Iglesias. Desde el 20,66% de las generales de 2015 hasta el 3,89% de las municipales de este pasado domingo. En una dramática secuencia: 21,10% (generales 2016), 14,30% (generales 2019), 10,05% (europeas 2019)...

Un tsunami electoral que ha tenido sus consecuencias en la salud financiera de los de Iglesias con dos muestras: el ERE de hace unos meses en la sede central de Podemos -a Echenique no le tembló la mano para aplicar la denostada reforma laboral de Mariano Rajoy-; y el despido masivo de asesores del Grupo Parlamentario que lidera Irene Montero hace apenas unas semanas tras la debacle del 28-A.

Ahora la situación es crítica. Los de Pablo Iglesias ven esfumarse todo su poder orgánico municipal y autonómico del que cuelgan miles de salarios públicos, presupuestos millonarios de una decena de grandes capitales que manejaban a su antojo, un amplio entramado de empresas públicas afines contratadas a dedo, y el diezmo -se quedan un máximo de tres salarios mínimos y medio por cada hijo- que todos los cargos públicos morados están obligados a donar por sus propios estatutos.

Una auténtica financiación b ya que muchas de esas donanciones van a chiringuitos vinculados al partido morado, como no se ha cansado de denunciar el PP a lo largo y ancho de toda España.

Iglesias, este lunes, valorando la debacle del 26-M y aferrándose al cargo.

El escenario financiero sobre la mesa del secretario de Organización de los morados, Pablo Echenique, no puede ser más demoledor. Podemos desaparece de sus dos gobiernos autonómicos, Castilla-La Mancha y Navarra, y ve esfumarse los presupuestos millonarios de los ayuntamientos de Madrid, Zaragoza, Santiago, La Coruña o Ferrol, entre otros.

De hecho, Iglesias ha perdido 1.124.542 votos en los comicios autonómicos y ha visto reducidos sus 105 parlamentarios a 41. Además, ha visto esfumarse toda su representación en los parlamentos de Cantabria y Castilla La Mancha.

Carmena y el coruñés Xulio Ferreiro se han caracterizado por conceder a dedo miles de contratos -los menores de 12.000 euros que no precisan de concurso público- a entidades afines a Podemos. Y por contratar, como el resto de ayuntamientos el cambio, a cientos de asesores y asistentes enchufados que cobraban de los presupuestos generales y que, a su vez, financiaban la maquinaria de Podemos.

Baste un dato para saber el alcance del perjuicio. Carmena manejaba un presupuesto de 4.800 millones de euros para 2019. Pedro Santisteve y la marca morada en Zaragoza campaba a sus anchas sobre 900 millones de euros. Y Xulio Ferreiro, en Coruña, ha manejado anualmente 250 millones.

En Podemos y en sus federaciones territoriales se dibujan tiempos muy difíciles. Habrá que apretarse el cinturón y todo un ejército de afiliados con nómina pública van a engrosar las listas del paro. Un tijeretazo que se suma al que Echenique ya puso en marcha el 29-A.

Y es que en 2015, cuando Podemos irrumpió en las Cortes como tercera fuerza nacional, los de Iglesias y Montero ingresaron 2.600.ooo euros. Fue el cheque que el Estado sufragó por sus 3.198.584 votos, sus 42 diputados -confluencias aparte- y sus 9 senadores.

Un cheque al que se añadió otro de casi 900.000 euros por sus diputados y 190.000 por sus senadores. Todo eso es historia. El 28-A ya sufrió el primer severo rejonazo. Era solo el principio.

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