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El desastre de Podemos: se ha dejado la mitad de los votos regionales de 2015

Los hundimientos en Castilla-La Mancha y Cantabria, donde los morados perdieron todos sus escaños, son los ejemplo más sangrantes de su desplome y se quedan en los niveles de la IU de 1991.

García Molina, el ya exlider de Podemos en Castilla-La Mancha, junto a Pablo Iglesias

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Los 882.524 votos obtenidos por Unidas Podemos en las elecciones autonómicas, cifra derivada de la suma de los resultados de las 12 comunidades que celebraron comicios el pasado domingo mas la Comunidad de Valencia (que tuvo elecciones el 28 de abril), alejan a la formación de los resultados de 2015 en 900.000 votos, cuando obtuvieron un total de 1.796.930 apoyos, y les acerca a los números de Izquierda Unida (IU) en las autonómicas de 1991 cuando ésta alcanzó los 890.000 apoyos.

En esta comparativa, teniendo en cuenta que en 1991 el censo electoral era menor que en 2019, en el caso de que se sumaran los votos de Unidas Podemos y los que obtuvo IU en aquellas comunidades donde se presentaron por separado (Aragón, Asturias, Canarias, Castilla y León, Cantabria y Navarra), la cifra se elevaría 1.113.493 votos, dato que sigue siendo inferior a los 1,4 millones de votos que obtuvo la Izquierda Unida de Julio Anguita en 1995.

El análisis por territorios muestra que Unidas Podemos perdió toda su representación en comunidades como Castilla-La Mancha (donde en 2015 tuvo dos diputados) o Cantabria (donde pierde los tres asientos del parlamento), y descendió considerablemente en regiones como Aragón y Castilla y León, donde pierde nueve asientos por región.

En el resto de comunidades la coalición pierde también escaños: Asturias (de 9 a 4), Baleares (de 10 a 6), Canarias (de 7 a 3), Extremadura (de 6 a 4), Navarra (de 7 a 2), Murcia (de 6 a 2) y La Rioja (de 4 a 2).

En el caso de la Comunidad de Madrid se da la particularidad de que la formación de Errejón, Más Madrid, ha logrado hasta 20 escaños, triplicando los de Unidas Podemos y ocupando así gran parte del espacio a la izquierda del PSOE.

No obstante, a pesar de estos malos resultados, la formación 'morada' podría ser llave para gobiernos 'progresistas' en comunidades como la de Baleares, Canarias, Comunidad Valenciana o La Rioja. A este hecho se agarran desde Podemos para recalcar que al igual que en las generales, su apoyo estratégico puede ser determinante.

La comparativa con 2011

Por otro lado, si se comparan el número de escaños obtenidos por IU en 2011 -última vez que se presentaron antes de la irrupción autonómica de Podemos en 2015- con los que ha sumando Unidas Podemos en 2019, el resultado es que en comunidades como Asturias, IU superó a la formación 'morada', cinco frente a cuatro.

En otras CCAA se produce un empate, como en Castilla y León (1), Castilla-La Mancha (0) o Cantabria (0). Y en otras, Unidas Podemos supera por la mínima a la IU de 2011: Extremadura (cuatro frente a tres), Murcia (dos frente a uno) o Aragón donde Podemos logró cinco frente a los cuatro de la Izquierda Unida de 2011.

En el caso de Madrid, Izquierda Unida obtuvo en aquella convocatoria electoral 13 escaños, mientras que en estas últimas elecciones Unidas Podemos-Izquierda Unida-Madrid En Pie se quedó en siete escaños con el 5,76% del apoyo y 179.046 votos.

La desunión en los territorios regionales

No obstante, la formación liderada por Pablo Iglesias ha conseguido en estas últimas autonómicas 44 diputados autonómicos, una cifra que es superior a la que logró Izquierda Unida en 2011, cuando solo pudo reunir 35 asientos regionales, pero que queda muy lejos de los 119 diputados regionales que la formación 'morada' obtuvo en 2015.

La llegada de Podemos al panorama político supuso la ruptura del estancamiento del voto de izquierdas en las autonomías, dado que Izquierda Unida desde 1999 y hasta 2011 en ninguna de las citas electorales logró superar el millón de apoyos y acercarse a su techo electoral de 1995. Solo en 2015, Podemos cuadruplicó los escaños obtenidos por IU en 2011.

Andalucía se "divorcia"

Ahora, la debacle electoral se achaca desde la dirección nacional a que el partido tiene tan solo cinco años de vida y necesita tiempo para una buena implementación a nivel territorial. Además, esta misma semana, el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, también culpaba del fracaso "sin paños calientes" a la falta de unidad en determinados territorios como Madrid.

El caos es Podemos se agrava por el "divorcio" político casi definitivo de su federación en Andalucía, que ha anunciado oficialmente la separación de la marca, ya visible desde las Elecciones regionales, con un proyecto propio capitaneado por Teresa Rodríguez y su pareja, Kichi González, el único candidato morado que, desde Cádiz, ha obtenido una victoria electoral en toda España.