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El ridículo de Carmen Calvo en la exhumación de Franco retumba en todo el PSOE

La Moncloa intenta poner paños calientes al varapalo del Supremo, que ha echado por tierra los planes de Sánchez de sacar al dictador el 10 de junio. La vicepresidenta, la gran derrotada.

Pedro Sánchez y Carmen Calvo en sus escaños.

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Laura Moro

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La suspensión cautelar de la exhumación de los restos de Francisco Franco, adoptada por unanimidad en la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo, ha supuesto un mazazo para un gobierno que había empeñado su palabra en que el dictador saldría del Valle de los Caídos el 10 de junio.

Eso después de un año de culebrón, porque la primera vez que Pedro Sánchez anunció tal decisión, como urgente, fue en julio del año pasado, al poco de ganar la moción de censura: "Será en muy breve espacio de tiempo porque ha llegado el momento de cerrar las heridas que han estado abiertas demasiado tiempo", prometió. Entonces hablaba de agosto de ese año.

Este martes desde La Moncloa intentan poner paños calientes a la estocada del Supremo a su plan, insistiendo en que se trata de una medida cautelar y en que la batalla no está perdida, sino solo pospuesta.

Pero la palabra fracaso sobrevuela el palacio presidencia. Fracaso de Pedro Sánchez, pero también de la persona en quien delegó la tarea: la vicepresidenta, Carmen Calvo.

Los socialistas empiezan a asumir que han hecho el ridículo al perder, al menos de momento, una batalla jurídica contra los Franco que dieron por ganada antes de tiempo. Y culpan a la número dos del Ejecutivo.

Se suponía que Calvo tenía que encauzar las negociaciones con la familia del dictador, en medio de la aprobación de un decreto ley -el pasado 24 de agosto- para llevar a cabo la exhumación.

Pero la vicepresidenta, famosa por su falta de tacto y mano izquierda como negociadora, no hizo sino enfadar más a los Franco. Estos pasaron de oponerse a que su antepasado saliera del Valle de los Caídos a exigir que fuera inhumano de nuevo en el panteón familiar que tienen en la Almudena.

Ni Calvo ni su jefe de filas se esperaban tal contragolpe, y su reacción fue la del pataleo. La vicepresidenta llegó a viajar al Vaticano para pedir ayuda al cardenal Pietro Parolin, y al volver a España mintió y aseguró que ambos habían acordado trabajar para que Franco fuese enterrado en un lugar distinto a la Almudena. El Vaticano, en un acto insólito, emitió un comunicado desmintiendo a la número dos de Sánchez.

La vicepresidenta recorrió las televisiones quejándose de la "obstaculización" de los Franco. "La familia del dictador está en el empeño de obstruir a todo el país el cumplimiento de la ley", dijo en marzo.

Ella misma fue la que ese mes compareció en rueda de prensa desde La Moncloa para anunciar que, sí o sí, Franco sería exhumado el 10 de junio por la mañana y trasladado al cementerio de Mingorrubio, en el Pardo. Ello saltándose la Justicia, a sabiendas de que en el Supremo había pendiente un recurso de la familia. Y éste es el resultado.