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Sánchez logra hilvanar su investidura de carambola sin levantar el teléfono

"No hay otra alternativa posible. O gobierna el PSOE, o gobierna el PSOE", proclamó al término de la maratoniana ronda de consultas del Rey, del que ha recibido el encargo de formar gobierno

Pedro Sánchez recibió del Rey el encargo de formar gobierno.

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Joan Baldoví, único diputado de Compromís en el Congreso, se cruzó este jueves en el comedor del Congreso con un grupo de trabajadores de la Cámara que estaban almorzando. "Esperemos que sea una legislatura tranquila y larga. Lo necesitamos", les dijo en confianza.

Horas después añadió Albert Rivera, ya a micrófono: "Sin gobierno no hay legislatura, así que le pido a Sánchez que no se demore". Y un poco más tarde Pablo Casado solicitó "que esta investidura no se dilate. Que haya un gobierno cuanto antes".

La sensación general que deja esta maratoniana ronda de consultas que ha llevado al Rey a entrevistarse con 15 representantes políticos en dos días y después a encargar a Pedro Sánchez formar gobierno es que éste tiene hecha la investidura para que el balón de la legislatura empiece a rodar. O que, al menos, él la da por hecha.

Sánchez fue a Zarzuela sin haber hablado con el resto de partidos y después no compareció

Con tanta seguridad actúa el socialista que este jueves se permitió el lujo de ir a ver a Felipe VI a Zarzuela sin haber negociado nada con su teórico socio, Unidas Podemos, y lo que es más: sin haber tanteado siquiera a los responsables de los partidos pequeños que necesita sumar a su casillero. Y muchos menos a aquellos con los que no cuenta.

Después compareció bien entrada la noche en La Moncloa para proclamar que o es él o no lo es nadie. "No hay otra alternativa posible. O gobierna el PSOE, o gobierna el PSOE". Y anunció que la semana próxima empezará una ronda de contactos, primero con los tres principales partidos y después, "en otro formato" -que no detalló-, con el resto.

Con ello el socialista coloca la pelota de la investidura en el tejado de Unidas Podemos, el PP y Ciudadanos, aun sabiendo que horas antes tanto Casado como Rivera habían anunciado que votarían en contra. Ni sí ni tampoco abstención: no rotundo.

Del manejo de los tiempos de Mariano Rajoy España ha pasado al manejo de los tiempos de Pedro Sánchez. Y del nulo interés mostrado hasta ahora por el ganador de las elecciones en contactar con los demás partidos se han quejado estos dos días todos los representantes políticos que han comparecido ante la prensa después de entrevistarse con Felipe VI.

"Cuando tenga a bien iniciar una ronda de contactos...", afirmó en tono jocoso por la mañana Pablo Iglesias al inicio de una rueda de prensa en la que reconoció que desde hace semanas no hay "ningún contacto" con Sánchez. Y le recordó que uno debe ir a la investidura "con los deberes hechos". Es decir, con los apoyos buscados y cerrados.

Iglesias se implicó activamente en la búsqueda de apoyos para que Sánchez ganara la moción de censura que le llevó a La Moncloa el año pasado, especialmente con los independentistas. Esta vez todo indica que el candidato del PSOE le va a dejar al margen de las negociaciones con terceros.

Al margen de eso y también de su gobierno, por más que el líder de Podemos volviera a hacer este jueves un llamamiento a un ejecutivo de coalición; porque dice Iglesias que ésa será la única manera de asegurarse de que a Sánchez no le entrarán tentaciones de pactar con Ciudadanos.

Aun no habiéndose iniciado las negociaciones, el trazo grueso de la investidura ha quedado perfilado en las últimas 48 horas: la vía navarra, la abstención de los dos diputados de UPN a cambio de que los socialistas navarros permitan a la coalición Navarra Suma (UPN, PP y Ciudadanos) gobernar en la Comunidad Foral, va cogiendo fuerza. Y sin necesidad de recurrir a los independentistas.

No hay más que leer entrelíneas a Carmen Calvo, que este jueves sostuvo que el PSOE tiene una prioridad: "El Gobierno de España". Y que conseguirlo "seguramente" provocará daños colaterales, en clara alusión al Partido Socialista de Navarra. Después Sánchez reiteró: "Nosotros no vamos a pactar con Bildu". Todo apunta a que, por tercera vez, Ferraz no dejará gobernar al PSN en busca de un bien superior.

Lo paradójico es que los socialistas no serían determinantes para un gobierno de centro derecha en Navarra (basta con una única abstención del PSN) de no haber sido porque un segundo y definitivo recuento de los votos dio un escaño más a Navarra Suma. Hasta ese punto llega la carambola de Sánchez.

A Ciudadanos, que forma parte de Navarra Suma, no le gusta la oferta de UPN a Sánchez, pero como dijo Albert Rivera: "UPN tiene su autonomía política y nosotros la nuestra". Casado, en cambio, aseguró que el PP no va a poner "ningún impedimento" a que los dos diputados del partido navarro se abstengan.

En paralelo a las palabras de Sánchez y de Calvo, también este jueves la portavoz de Junts per Catalunya, Laura Borràs, oficializó en el Congreso la decisión de sus tres diputados presos de no renunciar a sus actas, pese a que no podrán ejercer sus derechos y deberes como parlamentarios.

Ello altera la mayoría de síes que necesitará Sánchez en segunda vuelta. Si los dos diputados de UPN se abstienen, le bastaría con 173 síes porque enfrente va a tener 172 noes. Los síes serían los del PSOE, Unidas Podemos, el PNV, Compromís y el PRC.

Habrá que sacar la chequera, sí, especialmente con los nacionalistas vascos; pero como dicen los socialistas, parte de la fortaleza de Pedro Sánchez reside en la debilidad del resto. Y en el país de los ciegos, el tuerto es el rey. Aun con únicamente 123 de 350 escaños.

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