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Cs empieza a destapar sus cartas secretas y pilla al PP a contrapié

Cs ha subido el precio de su apoyo en las últimas horas. Ha pedido la Alcaldía de Madrid para Villacís y las primeras cabezas en Castilla y León y Murcia. Los populares no lo vieron venir.

La reunión de este viernes entre el PP y Cs en el Ayuntamiento de Madrid.

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Toda buena película de suspense tiene giros de guión, y ésta en la que se han convertido las negociaciones entre el PP y Ciudadanos no podía ser menos.

Parecía que los de Albert Rivera, una vez que aprobaron el lunes en su Ejecutiva optar por el PP como "socio preferente", iban a ponérselo a los populares relativamente fácil para llegar a acuerdos. Descontando la parte que se refiere a Vox.

Pero en las últimas horas han ido subiendo el precio de su apoyo y endureciendo sus condiciones, hasta pillar a los populares con el pie cambiado, que no lo han visto venir. Y, de ir como la seda, las negociaciones han pasado a zozobrar.

De hecho, aún este jueves fuentes de la dirección nacional del PP se congratulaban ante ESdiario de que Cs estuviese siendo esta vez mucho menos duro en sus condiciones. Y lo comparaban a cuando pidió la cabeza de la senadora Rita Barberá a cambio de sus votos para investir a Mariano Rajoy. O cuando obligó a los populares a destituir a su presidente de la Región de Murcia, Pedro Antonio Sánchez.

Pero era todo un espejismo. En Madrid se vivieron este viernes momentos de tensión en la reunión entre los equipos negociadores del Ayuntamiento. Porque los de Cs hicieron saber oficialmente por primera vez que quieren que Begoña Villacís sea la alcaldesa a cambio de que Isabel Díaz Ayuso sea presidenta de la Comunidad.

La reacción del PP fue de incredulidad e indignación, expresada por la número dos en el Consistorio, Andrea Levy. El de Villacís alcaldesa a cambio de la Comunidad era un escenario que los populares habían contemplado en el pasado. Sin embargo, después del resultado de las elecciones (el PP ganó a Cs en la capital y en la Asamblea regional) y dado que en los días pasados Cs no había hecho mención al asunto, en Génova 13 lo dieron por zanjado.

Fuentes del equipo negociador del PP explicaron a este diario que lo que les trasladó Ciudadanos de puertas adentro es que hasta el viernes, el día previo a la constitución de los ayuntamientos de toda España, no decidirán los apoyos. Teniendo en cuenta todas las alcaldías.

No solo en Madrid cuecen habas. En Castilla y León el candidato de Cs, Francisco Igea, fue a una primera reunión el martes con el equipo del PP y solo planteó un decálogo de medidas, todas ellas asumidas rápidamente por Alfonso Fernández Mañueco.

Sin embargo, horas más tarde empezó a destapar sus cartas reales y a pedir cabezas. Por lo pronto, las de los alcaldes de Burgos, Palencia y Aranda de Duero por llevar más de ocho años en el cargo, y las de los presidentes de las diputaciones de Valladolid, Burgos y Salamanca. También la del alcalde de León, aunque en este caso por su papel en la trama Enredadera.

No solo eso. En la línea con lo publicado por ESdiario el lunes, cuando este diario reveló que Cs quería reservarse el derecho a veto sobre los consejeros que propusiera el PP en Castilla y León, este jueves Igea puso la cruz al primero: Juan Carlos Suárez-Quiñones, actual titular de Medio Ambiente.

En Murcia Cs vela armas de momento, pero las sacará. Porque en la primera reunión de los equipos negociadores, este jueves, los naranjas ya advirtieron de que tiene que haber una "renovación" total de la política regional. Y eso implicará vetos con nombres y apellidos. "A mí no me gustan las condiciones personales", resumió el secretario general de los populares, Teodoro García Egea, además murciano.

A mayores, el diputado de Cs Miguel Garaulet consiguió poner nervioso al PP de Murcia al reunirse este mismo viernes con el PSOE, precipitando un encuentro que inicialmente estaba previsto para el lunes. En Murcia, además, se da la circunstancia de que el PP y Cs necesitan a Vox. Problema añadido.

Ésta es la segunda vez que el PP no ve venir a Rivera. La primera fue en las elecciones generales, cuando Casado y su equipo no se dieron cuenta de que el auténtico rival a batir para el líder de Cs era él y no Pedro Sánchez.

"No supimos ver que nosotros estábamos dirigiéndonos a Pedro Sánchez sin darnos cuenta de que el adversario de Cs era el PP", reconoció el propio Casado en rueda de prensa el día después del 28-A.

Al PP le queda el consuelo de haber logrado este viernes un acuerdo con Vox para gobernar juntos en los ayuntamientos donde suman mayoría por sí mismos. Porque lo que es Cs se lo va a poner mucho más difícil.

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