El PSOE se hace ahora la víctima del "bloqueo" tras cuatro años provocándolo
El líder del "No es no" incrementa la presión para que PP y Cs le dejen gobernar, olvidando que paralizó durante meses España y obligó a Rajoy a repetir Elecciones.
Con un resultado prácticamente idéntico al de Pedro Sánchez, Mariano Rajoy se vio obligado a finales de 2015 a convocar de nuevo Elecciones Generales. Se celebraron en junio de 2016, y la derrota del PSOE fue aún más intensa: quedó a 50 escaños del PP.
Pero tras un año de bloqueo institucional, el panorama no mejoró y el Gobierno popular siguió asfixiado por un clima irrespirable que coronó hace ahora un año con la famosa moción de censura.
Fueron casi cuatro años de bloqueo constante, de "No es no"con la única excepción del 155 respaldado por los socialistas y los populares, que ahora olvida el PSOE, como si nunca hubiera pasado, exigiendo a sus rivales estabilidad: un valor que, con la cronología de hechos en la mano, solo recuerdan cuando gobiernan.
Es el mantra más insistente del Gobierno en funciones, preocupado por la aritmética para la investidura de Sánchez y por la estabilidad de una legislatura que, disipados los aires de triunfo del 28A, se antoja complicada por mucha "geometría variable" que se mencione para intentar compensar la insuficiencia parlamentaria con pactos a izquierda y derecha.
Lo dijo, por última vez, el secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, que ejerce de ese portavoz imprescindible en todos los partidos capaz de sostener lo uno y lo contrario en función de los intereses del momento. ""En la medida que además asumen y reivindican el papel de oposición, no hay oposición si no hay gobierno, empecemos la casa por donde debe ser. Hagamos gobierno y después que se ejerza la oposición", señaló este viernes por la noche desde Cataluña.
Sánchez ha pasado de camepón del bloqueo y el "No es no" a exigir a PP y Cs que le dejen gobernar
La idea de fondo es que PP y Cs no impidan la investidura, una petición curiosa viniendo de un líder político que se hizo célebre por el "No es no" y que tensó como nadie la vida institucional en España hasta lograr llegar a La Moncloa. Y el argumento es sencillo de definir pero difícil de aplicar: si populares y naranjas no quieren que el PSOE dependa del independentismo, favorezcan la investidura de Sánchez.
Y luego ya se verá, porque superado ese escollo, queda un mundo por delante en el que volverán a ser imprescindibles los pactos. Con Podemos, de manera inevitable, salvo un acuerdo global con Ciudadanos que a día de hoy parece imposible y Albert Rivera ha descartado: "Seremos oposición".
Pero Ábalos insiste, a la vez que enfría curiosamente las expectativas de su socio más claro, Podemos, con el que ya triunfó en la moción de censura, aprobó unos Presupuestos y viene gobernando en ciudades y Comunidades de toda España desde 2015.
Recado a Podemos
"Que cada uno asuma cual es su situación, cual es el respaldo que ha obtenido de la ciudadanía. Y en función de eso yo puedo entender los intereses partidistas, las situaciones personales, pero el país es otra cuestión".
Un recado a Pablo Iglesias, que se reúne con Sánchez el próximo martes con el zurrón lleno de exigencias pero la capacidad de imponerlas muy disminuida, salvo que esté dispuesto a romper la baraja: sin sus 42 diputados, Sánchez no será presidente. Pero con otras Elecciones, su hundimiento será quizá definitivo. Y ambos lo saben.