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Sánchez resucita el plan que ya le llevó a Moncloa: pactos con el separatismo

Todo fue una estrategia electoral: rechazar al independentismo. En realidad nunca se rompieron los puentes que auparon a Sánchez a la presidencia y siguen siendo necesarios para él.

Sánchez resucita el plan que ya le llevó a Moncloa: pactos con el separatismo

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Javier Rodríguez

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"No te preocupes". La frase fue de Pedro Sánchez, en la constitución reciente del Congreso. Y el destinatario, Oriol Junqueras. No fue una expresión vacua ni casual, pero sirvió para visualizar lo que el PSOE quiso disimular en la campaña electoral, consciente de que darle publicidad a sus conexiones con el separatismo no rentaba en las urnas.

Y es que, desde antes de la moción de censura, las relaciones entre el PSOE y ERC han sido intensas, con Podemos a menudo como puente, embajador y pegamento, por mucho que en apariencia las relaciones entre todos ellos sean frías y que, en episodios como la alcaldía de Barcelona, se produzcan tensiones agudas.

Ese hilo conductor que llevó a Sánchez a Moncloa en la moción de censura y se escondió para las Generales, resucita ahora para la nueva investidura, con Navarra como definitivo emblema de la entente: allí gobernará, salvo sorpresa de última hora, la misma alianza que con distintos nombres gobierna de facto en España.

Unas veces de manera expresa, otras con distintos actores -siempre el PNV, luego ERC, Geroa Bai o Bildu de tapado incluso-, pero en todos los casos con un mismo espíritu: se necesitan todos y, aunque intenten maquillarlo, se van a entender de nuevo en esta legislatura.

Incluso la aparente ruptura en la negociación de los Presupuestos Generales, rechazados por ERC, puede formar parte del guión, a juicio de fuentes socialistas críticas consultadas por ESdiario: "Ahora se ve que fue una excusa para convocar Elecciones cuando mejor le venía al PSOE y a ERC. Uno ha ganado en España y el otro ha arrasado a Puigdemont en Cataluña", explican.

El acuerdo culminará con la investidura de Sánchez, antes de agosto, que tendrá el visto bueno de ERC por acción u omisión, pero se desconoce a cambio de qué. "Esto va por fases", reconocen fuentes muy próximas al republicanismo catalán. "Lo primero es que haya Gobierno, y más adelante habrá que ver qué se hace si hay sentencias en el Supremo y cuando haya Elecciones en Cataluña".

El pulso con Puigdemont

Es ahí donde el PSOE podrá devolverle el favor a ERC, que necesitará apoyos para llegar a la Generalitat. ¿Podrá eso reducir la tensión territorial? nadie en ningún partido se atreve a afirmarlo con rotundidad, especialmente para no dar alas al derrotado Puigdemont, con ganas de acusar a sus antiguos socios de "autonomistas", pero todos los consideran probable.

Sería el único efecto positivo de esta alianza subterránea, sin luz ni taquígrafos, pero con hitos en el camino que la jalonan, mitigados por discursos públicos que la desmienten: Sánchez dice una cosa y hace la contraria, pero esa estrategia le ha funcionado.

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