Iglesias juega al póquer con Sánchez y ninguno de los dos sabe quién va de farol
¿Aguantará el pulso Podemos al PSOE? A tres semanas de la investidura, Iglesias y Sánchez libran un pulso con la amenaza de nuevas Elecciones vigente. Éstas son las claves de todo.
Pablo Iglesias se enfrenta a su penúltimo dilema: ayudar a Sánchez a ser investido a cambio de casi nada y apretarle luego durante la legislatura o, como va diciendo, dejarle caer en julio y renegociarlo todo en septiembre. Pero hay un riesgo: que no llegue esa segunda vuelta y el líder del PSOE, impulsado por las encuestas, convoque de nuevo Elecciones para noviembre.
Serían las cuartas Generales desde 2015, un hecho insólito y con pocos precedentes en las democracias modernas del mundo. Pero encaja perfectamente en el "Estilo Sánchez", que bien podría colgar en su despacho un retrato de Juan Martín, 'El Empecinado', aquel testarudo militar que se resistió una y otra vez a la invasión napoleónica de España y derrotó a sus tropas hasta merecerse una mención de honor en los Episodios Nacionales de Galdós.
Iglesias está dispuesto a llegar hasta el final y, aunque no quiere, no le teme a otras Elecciones
¿Es capaz Sánchez, pues, de volver a las urnas? En su entorno aseguran que no quiere, pero que lo hará si no le queda más remedio. Aunque aportan una clave: la relación con Podemos se relajará una vez la Unión Europea ha cerrado ya su mercado persa con el reparto de puestos entre los socios y la perpetuación del equilibrio entre Francia y Alemania, con permiso de Borrell, y la influencia decisiva de los proscritos de Hungría, Polonia o la Italia de Salvini.
¿Pero y Pablo Iglesias? ¿Aguantará hasta el final? Sus más allegados aseguran que no juega de farol. "Lo que dice, lo va cumplir, no podemos admitir que Sánchez gobierne por nosotros pero sin nosotros", explican con la razón aritmética de su parte.
Una tesis que comparte su núcleo duro, desde Montero hasta Monedero, pasando por Noelia Vera o Ione Belarra. Ahí no hay discusión y el respaldo al líder es inquebrantable: le seguirán hasta el final, aunque cambie de opinión en el último momento. Algo que los críticos de Podemos exigen que sea ya. Desde el errejonismo hasta las facciones que han hecho saltar al partido por los aires, en un proceso que ha ido de las confluencias de 2015 a las divergencias de 2019.
Jugar con fuego
"Están jugando todos un poco al póquer, hay que ver quién aguanta más sin enseñar las cartas y hay que ver si suben la apuesta hasta las últimas consecuencias", explica a ESdiario un buen conocedor de las cavilaciones de Iglesias, que no le tiene tanto miedo a las Elecciones Generales como Sánchez cree.
"El mal momento fue el 28A, y salimos de ellas razonablemente bien. Podemos, por mucho que le sacuda ahora la prensa más afín a Sánchez, tiene un suelo sólido y no caeríamos de lo que ya tenemos. Y Pablo es muy bueno en las campañas, lo demostró en las últimas, y puede dar siempre una sorpresa. Yo que Sánchez no jugaría con fuego", concluye. Es el gran dilema, y su respuesta llegará en apenas tres semanas.