Casado y Abascal se cansan de Rivera y pactan reunirse y avanzar sin él
El líder de CS ha aislado su partido a izquierda y derecha. Este martes tenía que verse con Sánchez y no lo hará, y también ha rechazado un encuentro con los presidentes del PP y Vox.
El aislamiento buscado por sí mismo de Albert Rivera quedará este martes patente en el Congreso. Allí, Pedro Sánchez se reunirá con Pablo Iglesias por la mañana y con Pablo Casado por la tarde en el marco de las negociaciones sobre la investidura. Y, en paralelo, Casado se reunirá también allí con Santiago Abascal, según ha podido confirmar ESdiario.
Sin embargo, el líder de Ciudadanos ha rechazado ir a uno y otro encuentro. Al socialista le ha dicho que ya no tiene nada que hablar con él; a los presidentes del PP y de Vox, que si quieren algo de Cs llamen a la ventanilla de los equipos negociadores en las comunidades de Madrid y Murcia.
Eso más o menos le puso por escrito Rivera a Abascal cuando éste le mandó un mensaje para tenderle la mano a esa cumbre a tres.
Para que no sea tan clamorosa su ausencia del escenario político un día como el de este martes, Rivera ha decidido convocar una rueda de prensa en la misma Cámara Baja a las 12.30.
"Es el primer caso de síndrome de La Moncloa sin haber estado en La Moncloa más que de visita", señala con sorna un miembro de la dirección de Casado. Con quien el presidente de Cs tampoco quiso reunirse la semana pasada para ampliar el acuerdo que tiene en Navarra ambos y UPN (el presidente del partido navarro tuvo que reunirse por separado con Rivera y Casado por deseo expreso del primero).
El empeño del líder naranja en poner un cordón sanitario a Vox ha puesto en serio peligro los gobiernos de Madrid y Murcia, donde el PSOE ganó las elecciones pero el centro derecha suma. Este lunes, en un movimiento estratégico, Abascal emplazó a Casado y Rivera a una reunión a tres para encauzar la situación en ambas comunidades, e incluso amenazó a Cs con propiciar gobiernos del PP en minoría en las dos si Rivera no se aviene a razones. Algo bastante descabellado.
Pero este último se limitó a darse por enterado y rechazó sentarse siquiera a hablar a sabiendas de que el precio que puede acabar pagando el centro derecha es una repetición electoral en ambas regiones que podría resultar letal para sus intereses.
Que se lo digan a Ignacio Aguado, que ya tiene repartido el consejo de gobierno con Isabel Díaz Ayuso y solo está esperando poder saltar al campo: el PP tendría la Presidencia y las consejerías de Presidencia, Interior, Emergencias y Desarrollo Local; Hacienda y Función Pública; Sanidad Educación y Juventud; Justicia; Ordenación del Territorio y Vivienda; Medio Ambiente, Agricultura y Sostenibilidad. Y, Cs, por su parte, la Vicepresidencia, la Portavocía, Deporte y Transparencia; Economía, Ciencia, Competitividad y Empleo; Universidades e Innovación; Asuntos Sociales y
Familia; Transportes e Infraestructuras; y Cultura y Turismo.
Entre las presiones para facilitar la investidura de Sánchez y la soga al cuello que se ha puesto negándose a negociar nada con Vox, Rivera vive sus días de máxima reclusión, con una guardia de corps cada vez más menguada.
Cuentan que el líder de Cs ha ido orillando de su vera a todo el que cuestiona su estrategia, y que los ha sustituido por dirigentes como Inés Arrimadas y Fernando Páramo, que no solo no rebaten las decisiones de su jefe de filas sino que le aplauden, secundan y animan. Como también José Manuel Villegas.
Amén de la marcha de la materia prima con la que se hizo, entonces, Ciutadans: un puñado de intelectuales de los que quedaba Xavier Pericay, y desde este fin de semana ya ni eso. Tras su salida, quien fuera uno de los fundadores de lo que hoy es Ciudadanos ha sostenido que es hora de gestionar de otro modo y hacer las decisiones "mucho más participativas".