Aguado y Monasterio van acercándose pese al "postureo" en la Asamblea de Madrid
Los portavoces de Cs y Vox ya no emplean un tono tan duro entre sí. El simulacro de investidura de este miércoles dejó la sensación de que no será necesario repetir las elecciones.
"Había y hay candidato, lo que ha faltado es que el presidente lo haya propuesto". Ángel Gabilondo sangraba este miércoles por la herida durante el surrealista debate de investidura celebrado en la Asamblea de Madrid, sin votación final ni nadie a quien investir.
El candidato del PSOE ni siquiera se molestó en lanzar un último guante a Ciudadanos, consciente de que el acuerdo suscrito el lunes entre Isabel Díaz Ayuso e Ignacio Aguado es definitivo. Y está a falta de que Vox dé su bendición. Su imprescindible bendición.
Ya se encargó la portavoz de Vox, Rocío Monasterio, de recordárselo al PP y sobre todo a Ciudadanos: "Usted, señor Aguado, que tanto desea ser vicepresidente, tiene que entender que también nos necesita", subrayó. Y por si quedaba alguna duda de que no son consejerías lo que buscan, añadió: "Nosotros no deseamos ser parte de este gobierno".
Tanto en la dirección del PP como en la de Vox confían, después de la reunión de este martes entre Pablo Casado y Santiago Abascal, que haya investidura en Madrid y Murcia antes de que acabe el mes. Cuentan con ello. Y, aunque piano piano, Cs ha empezado a dar pasos en esa dirección al aceptar reuniones a tres en ambas.
No obstante Aguado siguió este miércoles con la escenificación y en los últimos compases de su intervención (el resto lo había dedicado a cargar contra la izquierda) se dirigió a Vox para pedir: "Rectifiquen, que hay tiempo. Bloquear un gobierno de centro liberar es una irresponsabilidad, convocar nuevas elecciones irresponsabilidad". Y a renglón seguido alertó de que ello podría provocar que acaben gobernando Gabilondo e Íñigo Errejón.
La popular Díaz Ayuso, por su parte, centró su discurso en evidenciar que ha hecho todo lo posible, que está haciendo todo lo posible con Cs y Vox. "Hemos intentado sin descanso que ambos se entendieran (...). Lo hemos intentado todo pero nada es posible si ellos no se ponen de acuerdo, cuando es más lo que nos une", señaló.
Y añadió: No voy a cejar en el empeño de unirles en lo importante. Les invito a abrir una mesa de diálogo como la que dejamos a medias ayer. Madrid no va a pararse por una foto o dos gestos airados que solo responden a partidismos".
Errejón dirigió sus ataques contra Cs por pretender viajar en el mismo coche que Vox pero meter a los de Santiago Abascal en el maletero. Y la portavoz de Unidas Podemos, Isabel Serra habló de "involución y retroceso", y acusó a Cs de venir a "regenerar" y acabar "degenerando".
La tribuna de invitados estaba repleta de rostros conocidos de la política madrileña. Como en las grandes ocasiones, aunque ésta fuera un sucedáneo, un simulacro, una pantomima incluso.
Allí estaban el alcalde y la vicealcaldesa de Madrid, José Luis Martínez-Almeida y Begoña Villacís; el presidente del PP de Madrid, Pío García Escudero; el portavoz nacional de Vox, Iván Espinosa de los Monteros; alcaldes, diputados nacionales, concejales y hasta la famosa activista LGTBI Boti García, con cara de funeral. Cuando alguien le preguntó qué le pasaba, ella contestó con sorna: "Qué me va a pasar".
Esta última escena resume bien la sensación que ha dejado esta extraña sesión: todos, a izquierda y derecha, dan por hecho que habrá un gobierno del PP y Cs con apoyo de Vox sin necesidad de ir a elecciones nuevamente. La duda es cuándo. La apuesta más deseada: antes de que acabe julio.