Los 'indepes' rechazan a Carmena como pregonera y Colau hace el ridículo

Ha intentado contentar a todos pero solo ha logrado ofrecer una imagen sonrojante. Ada Colau ha tratado de salir en defensa de su amiga Manuela Carmena, criticada por algunos sectores independentistas para su papel de pregonera de las fiestas de Barcelona, pero a la vez la ha dejado a los pies de los caballos tratando de congraciarse con el separatismo dándoles en parte la razón.

La alcaldesa de Barcelona ha avisado a los contrarios a que la exalcaldesa de Madrid sea la pregonera de la fiesta mayor de la capital catalana, La Mercè: "Si no pueden dialogar con Carmena, ¿con quién dialogarán?". Ha lamentado que algunos grupos de partidos independentistas cuestionen que Carmena pueda ser una buena pregonera -después de que ella afirmara que los independentistas encarcelados "no son presos políticos en absoluto"-, ha dicho a preguntas de los medios en rueda de prensa con el primer teniente de alcalde, Jaume Collboni, tras la primera Comisión de Gobierno del nuevo ejecutivo municipal.

Colau, que se ha mostrado convencida de que será una muy buena pregonera, ha remarcado que no se le propuso serlo por sus opiniones políticas, sino "por su defensa del diálogo más allá de las opiniones de cada uno" y por su política de entendimiento, de empatía y de escucha, ha dicho.

Entre dos aguas

Colau, eso sí, discrepa con Carmena en este asunto, porque ella sí cree que los encarcelados son "presos políticos", pero con ella puede hablar de sus diferencias, ha asegurado la primera edil barcelonesa, que ha subrayado que la política es poder dialogar pese a las discrepancias.

"No hay que invitar solo a quien piensa en todo igual que tú", porque el diálogo debe ser entre personas que piensan distinto y porque, por encima de todo, la política tiene que basarse en el diálogo para buscar puntos de encuentro, ha remarcado Colau.

Collboni ha resaltado que su opinión en este asunto es más coincidente con la de Carmena, pero que no se la ha invitado por éstas, sino por su trayectoria y las medidas progresistas que ha impulsado desde Madrid, de la que ha dejado de ser alcaldesa "víctima del pacto de la derecha con la ultraderecha".