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Pedro Sánchez desquicia a Pablo Iglesias con su plan más retorcido y tramposo

Ni siquiera los diputados del PSOE salieron de la primera sesión de investidura habiendo descifrado si su jefe de filas busca un acuerdo o forzar a Unidas Podemos a romper las negociaciones.

¿Acabarán pactando Sánchez e Iglesias antes del jueves?

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En la guerra la primera víctima es la verdad, y el PSOE y Unidas Podemos no han dejado de librar la suya a pesar del paso a un lado de Pablo Iglesias ni de las negociaciones de las últimas 72 horas.

Únicamente ha cambiado el campo de batalla: de los platós al hemiciclo del Congreso. Y, terminada la primera sesión del debate de investidura del candidato Sánchez, la verdad brillaba por su ausencia.

Nadie, salvo probablemente su guardia pretoriana (y tal vez ni eso), salió de la Cámara Baja habiendo descifrado el retorcido plan de Pedro Sánchez, que mostró varias caras distintas a lo largo de la jornada. Y ninguna transparente.

Unidas Podemos entró fiándose de él poco y salió no fiándose nada, con un enfado muy considerable además. "Señor Sánchez, ¿qué nos ha ofrecido? ¡Explíquelo a la Cámara!", vociferó Iglesias después de un cara a cara vespertino que empezó mal y terminó peor. En ausencia, por cierto, de Irene Montero toda la jornada, la supuestamente principal ministrable. Aunque según los morados, el socialista les quiere como "figurantes" en su Ejecutivo, nada más.

Una de dos. Puede que Sánchez está forzando la máquina para empujar a los morados a romper definitivamente las negociaciones después de encontrarse con una renuncia de Iglesias -el viernes- con la que en La Moncloa no contaban, y después en septiembre reclamar una abstención patriótica al PP o elecciones. O es que tiene una forma muy peculiar de persuadir a Unidas Podemos para que le apoye.

Porque lo que terminó de descolocar a Iglesias y los suyos después de una jornada kafkiana fue escuchar al socialista ponerse la venda antes de la herida y dar salidas a Unidas Podemos por si la negociación fracasa, como si no estuviera en sus manos que no fracase. Un género parlamentario nuevo.

"Queremos gobernar con ustedes, y esa mano la tienen ustedes tendida. Pero si finalmente no llegamos a un acuerdo hay otras muchas opciones", empezó Sánchez ante la incredulidad de los morados. Y mencionó la posibilidad de un acuerdo de investidura "con contenidos", "o también otros escenarios y acuerdos de legislatura sin necesidad de gobierno de coalición", continuó.

Los ojos de Iglesias se iban agrandando, y lo hicieron más cuando el candidato del PSOE le lanzó una amenaza: "Si no llegamos a ese acuerdo, piénsese mucho el votar en contra con la extrema derecha. Luego va a resultar que aquí el que quiere ir a elecciones es el PSOE". E incluso le retó a buscar un acuerdo con el PP, Cs y Vox porque entre los cuatro sí suman mayoría absoluta.

"Respeten ustedes a nuestros 3,7 millones de votantes y no nos propongan ser un mero decorado porque no lo podemos aceptar. Le pedimos respeto y reciprocidad", insistió Iglesias en varias ocasiones a lo largo de su intervención. Una en la que le afeó a Sánchez que demandara la abstención del PP y de Ciudadanos "cuando todavía no hemos negociado un acuerdo de gobierno". Lo que provocó este tuit de Rafael Mayoral, hombre de confianza de Iglesias:

Resultó llamativo que el tú a tú entre Sánchez y el líder de la oposición fuese más suave que el que mantuvieron Sánchez y su potencial socio. Y ello, la mano tendida del socialista a Pablo Casado, añadió dudas a la bancada morada.

"Si usted se abstiene, el debate se acaba. ¿Usted a qué ha venido, a bloquear España o a facilitar que haya gobierno?", le preguntó el socialista al líder popular. Y a renglón blandió la sentencia del procés a la vuelta del verano como comodín, eso y la crisis suscitada por el Brexit.

Todo el guante de seda que tuvo con Casado le faltó a Sánchez con Albert Rivera, que no le dio tregua y llegó a acusarle de alimentar "el odio y el enfrentamiento", además de tener un plan para "perpetuarse" en el poder.

Al término de la primera e intensa jornada, en torno a las nueve de la noche, los diputados del PSOE salieron del hemiciclo sin querer hacer declaraciones, muchos de ellos tan desconcertados como los de Unidas Podemos pero sin querer reconocerlo.

Lo único seguro es que este martes se produce la primera votación de investidura, la que el candidato Sánchez tendría que ganar por mayoría absoluta, y es altísimamente improbable que los de Iglesias voten a favor. Después tendrán 48 horas para lograr un acuerdo hasta la votación definitiva del jueves. Si no, a septiembre. Siguiente pantalla, que diría Iván Redondo.

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