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Sánchez sale derrotado del Congreso y solo con el voto del diputado de Revilla

El resultado de la votación es la viva imagen de lo poco que ha negociado el PSOE hasta ahora. Unidas Podemos ha cambiado del "no" a la abstención in extremis como gesto. Uno importante.

Sánchez y Calvo serios en sus escaños.

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Pedro Sánchez se dio este martes de bruces contra el muro del pleno del Congreso y contra la realidad: casi tres meses después de las elecciones generales, en la primera votación de investidura cosechó un único voto a mayores de los 123 de su grupo parlamentario: el del diputado del Partido Regionalista de Cantabria, y porque allí el PSOE votó para hacer a Miguel Ángel Revilla presidente.

A eso de las 14.30, Meritxell Batet pasó a leer el desastroso resultado de las negociaciones, hasta ahora, de Sánchez: únicamente 124 votos a favor (habría necesitado 176 en esta primera votación, la mayoría absoluta), 170 en contra y 52 abstenciones.

Y podría haber sido peor si no fuera porque en el último momento Unidas Podemos cambió su voto del "no" a la abstención, en lo que se interpretó como una mano tendida para seguir negociando después de la dureza con la que se empleó un día antes Pablo Iglesias contra el candidato del PSOE.

La prueba de que el viraje de los morados fue sobre la bocina, puesto que inicialmente pensaban votar "no", fue el voto de Irene Montero. Ésta, ausente durante las dos jornadas de debate, había votado telemáticamente horas antes. Y su voto fue "no". En ese momento se escucharon murmullos en el hemiciclo.

Sería una mera anécdota si no fuera por el hecho de que la portavoz morada está llamada a convertirse en vicepresidenta del Gobierno si finalmente hay un acuerdo entre los socialistas y Unidas Podemos. Dado que la propia Carmen Calvo reconoció este martes, implícitamente, que aceptaban a Montero como vicepresidenta.

Pese a lo abultado del resultado en contra, esta segunda sesión deja el acuerdo entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias más cerca, como lo demuestra el gesto final de los morados. A pesar de que también este martes el presidente en funciones tuvo que escuchar reproches muy duros por llegar a la investidura sin haberse garantizado antes los apoyos.

Y tampoco esta vez quiso responder el socialista a la gran pregunta: "¿Qué ministerios les ofrece a Podemos, lo podemos saber?", le preguntó sin éxito el portavoz de Compromís, Joan Baldoví, en dos ocasiones.

Gabriel Rufián tuvo un tono constructivo según Sánchez, pero finalmente los diputados de ERC votaron en contra. Aunque el jueves ya han anunciado que no tendrán inconveniente en abstenerse siempre y cuando haya un acuerdo de gobierno entre el PSOE y los de Iglesias.

También votaron en contra el PP, Ciudadanos, Vox, Junts per Catalunya, UPN, Coalición Canaria e Irene Montero. Y se abstuvieron, además de Unidas Podemos, el PNV, EH Bildu y Compromís.

"No pierdo la esperanza en los 350 diputados y diputadas. Reivindico la capacidad de acuerdo de la clase política, la tenemos (...). La disyuntiva es gobierno o no gobierno, legislatura o bloqueo, estabilidad o elecciones. Yo quiero gobierno, estabilidad y legislatura", señaló Sánchez en su última intervención antes de que sus señorías votaran.

Ahora tienen 48 horas de margen para ponerse de acuerdo y llegar a la votación del jueves con mayoría de síes (en la segunda votación solo necesita mayoría simple). "Es un riesgo meterlo en nuestro gobierno, pero no nos queda otra", reflexionaba a la salida un diputado muy cercano a Sánchez. Ya van digiriendo que la repetición electoral es un arma de doble filo.