Marchena se pone en alerta ante la "operación despiste" de Pedro Sánchez
Si hay un lugar en el que el juego del gato y el ratón entre el PSOE y Podemos comienza a agotar la paciencia es en el tribunal que delibera la sentencia del procés.
En el Tribunal Supremo, mientras un grupo de magistrados capitaneados por el juez Manuel Marchena entran en la fase final de la redacción de la sentencia más importante de la historia de la Justicia española, se mira con preocupación creciente el postureo, las maniobras a corto plazo, las dilaciones y el bloqueo de los partidos políticos.
Y es que Marchena confirmó este viernes, por boca del mismísimo Pedro Sánchez, que el momento decisivo para su intentona definitiva para ser investido se va a producir en septiembre. Nada que objetar si no fuera por que la parsimonia del presidente en funciones puede colisionar frontalmente con los tiempos de Marchena.
Si algo ha intentado el magistrado desde el inicio del proceso -y lo ha logrado, según la mayoría de los analistas- es mantener el juicio y la futura sentencia alejada de la política. Por eso, el Supremo anunció en julio que la resolución sobre el futuro penal de Oriol Junqueras, Raúl Romeva, Carmen Forcadell, los Jordis y compañía llegará previsiblemente en el mes de octubre. Nadie duda que la sentencia, sea cual sea, será un bombazo. Judicial... y político.
Lastra y Rufián, la foto que se producirá en el peor momento para el juez Marchena y sus deliberaciones.
Marchena y sus compañeros en el tribunal pensaban que habría pasado el tiempo suficiente para que de las urnas del 28-A saliera un nuevo Gobierno y, de paso, para que en Cataluña se celebrará la Diada, momento siempre de tensión elevada en el independentismo.
Pero, ahora, la hoja de ruta de La Moncloa se ha colado ahora en los planes del tribunal del 1-O. Si hay elecciones repetidas el 10-N, ese bombazo que sin duda supondrá la sentencia firmada por Marchena dinamitará la campaña.
De hecho, Torra ya ha sugerido que si esta es condenatoria podría declarar de nuevo unilateralmente la independencia. Los más radicales han exigido incluso la vía subersiva y los moderados, un adelanto electoral en Cataluña.
Y con este incendio político que ya está en marcha y con una nueva ronda anunciada por Sánchez con los "nacionalistas" catalanes, Marchena y sus compañeros de deliberaciones se han conjurado para que no se produzca filtración alguna que eche más gasolina al fuego.
KKKKK