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Cómo el Rey puede acabar siendo el mayor "enemigo" de Sánchez y sin pretenderlo

El socialista no quiere los votos gratuitos de Unidas Podemos, sino garantías para la gobernabilidad. Y no prevé ir a la investidura si no las tiene. Pero la Constitución no está de su lado.

El Rey y Pedro Sánchez en su despacho veraniego en Marivent.

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La posibilidad de que Unidas Podemos invista a Pedro Sánchez sin haber alcanzado acuerdo alguno con él y después se quede en la oposición va cuajando en este mar de especulaciones.

Este mismo viernes Yolanda Díaz, miembro del equipo negociador de los morados, alentó esa teoría al sugerir que si se diera ese caso, Unidas Podemos dificultaría "extraordinariamente su acción de gobierno" al PSOE. Lo cual indica que lo están pensando. O que al menos quieren que el PSOE crea que lo piensan.

Con ello evitarían una repetición de las elecciones en la que los de Pablo Iglesias tienen poco que ganar (las encuestas apuntan a que perderían algún escaño, aunque no tantos como les gustaría a los socialistas) y a su vez tendrían a Sánchez comiendo de su mano para aprobar cualquier ley. Empezando por la de los Presupuestos Generales del Estado.

El candidato del PSOE no quiere los votos de Unidas Podemos gratis sino con garantías

Sánchez no quiere ni oír hablar de una investidura gratuita y en los últimos días viene exigiendo a Iglesias que se comprometa no solo a garantizarle la investidura, sino también la gobernabilidad: una legislatura estable. Pero el candidato socialista no está precisamente en condiciones de exigir a su socio preferente una adhesión inquebrantable.

¿Prepara realmente Iglesias tal golpe de efecto, tal envolvente a Sánchez? Para ello necesitaría, en cualquier caso, la ayuda del Rey. Porque solo Felipe VI puede empujar -hasta cierto punto- al presidente en funciones a someterse a un debate de investidura. Y sabemos lo que opina el jefe del Estado, que a principios de agosto mostró su preferencia por que no haya elecciones.

Sánchez ya ha adelantado que no irá a la investidura sin los apoyos, emulando así a Mariano Rajoy tras las elecciones de diciembre de 2015. Pero, ¿y en el supuesto de que Iglesias anuncie públicamente que Unidas Podemos votará sí y así se lo traslade al Rey en la ronda de consultas que éste ha de hacer?

¿Podría el socialista negarse a ir a la investidura cuando toda España supiera que los números sí le dan?, ¿podría Felipe VI proponerle contra su voluntad? Las preguntas se agolpan. La situación sería inédita, porque el caso de Rajoy fue distinto a este último supuesto: el candidato del PP no tenía los apoyos cuando renunció a ir a una investidura para perderla.

El artículo 99 de la Constitución regula el mecanismo para la investidura, pero nada dice de gobernabilidad

El artículo 99 de la Constitución es la que regula la forma en que el Rey ha de proponer un candidato a la Presidencia del Gobierno. Aunque deja margen para algunas interpretaciones, hay algo en lo que es inequívoco, mal que le pese a Sánchez: habla de "investidura", regula el mecanismo para ese momento puntual; pero en ningún caso de gobernabilidad, que es lo que quiere garantizarse el socialista.

En su punto primero dice: "Después de cada renovación del Congreso de los Diputados, y en los demás supuestos constitucionales en que así proceda, el Rey, previa consulta con los representantes designados por los grupos políticos con representación parlamentaria, y a través del Presidente del Congreso, propondrá un candidato a la Presidencia del Gobierno".

Y en el cuarto, el que se refiere al momento actual en el que se encuentra España: "Si efectuadas las citadas votaciones no se otorgase la confianza para la investidura, se tramitarán sucesivas propuestas en la forma prevista en los apartados anteriores".

Dicho artículo sirve, pues, para que el presidente sea investido con los apoyos suficientes. No con los apoyos que él quiera ni por el tiempo que él quiera.

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