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La última venganza de Albert Rivera con Rosa Díez: Cs absorbe a UPyD

Cinco años después de que la fundadora frustrara el acuerdo con Ciudadanos, Rivera consigue su vendetta y los naranjas absorben a los magenta antes de las Elecciones.

Rosa Díez y Albert Rivera, en 2014, cuando fracasó su acuerdo

Publicado por
Marco Ballesteros

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Más que una alianza, es una absorción: UPyD se diluye definitivamente en Ciudadanos, cinco años después de que fracasa el intento que en 2014 ya intentaron Albert Rivera y Rosa Díez. El previsible liderazgo del primero, más joven, nuevo y en crecimiento; frustró una posibilidad que hubiera potenciado la oferta electoral pero, seguramente, hecho declinar a Díez.

Y no quiso. La historia posterior es conocida: la fundadora abandonó el partido, que perdió casi toda su representación institucional en Congreso, Senado, Comunidades y Ayuntamientos. Y las siglas se arrastraron con distintos candidatos hasta desaparecer de las urnas y quedarse en los huesos, con el liderazgo casi simbólico de Cristiano Brown, un concejal magenta de Las Rozas.

Simbólicamente al menos, eso ha cambiado y la "coalición" ya es un hecho, anunciado por el propio Rivera, que también necesita algún alivio para calmar un poco las tormentas que le rodean: "Buena noticia para España: "Ciudadanos y UPYD sumamos fuerzas y nos presentamos juntos a las elecciones generales. Es un honor compartir proyecto con personas tan valientes y comprometidas con la libertad como, entre otros, Fernando Savater o Maite Pagaza".

Viejos fichajes

Lo cierto es que Pagaza hace tiempo que juega con Cs en el Parlamento Europeo y Savater se desplaza con ellos a territorios hostiles como el País Vasco o Alsasua para lanzar su conocido alegato contra el terrorismo y el nacionalismo. Y no lo es menos que buena parte de los antiguos cargos públicos de UPyD ya dieron el salto a los naranja hace mucho tiempo: Ignacio Prendes, Toni Cantó o Fernando Maura son los casos más conocidos, pero no los únicos.

Más allá de las consecuencias políticas concretas, sí es una especie de vendetta contra Rosa Díez, que no ha dejado de mostrar sus críticas a Rivera desde que su matrimonio político se frustró. Ahora tiene una estupenda oportunidad de confirmar su recelo hacia Cs o, por contra, subirse a un tren que ni la espera ni en realidad la quiere. De momento.