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El juez Marchena revela el embrollo que planea sobre el Supremo con Puigdemont

El magistrado del procés ha roto su silencio tras la publicación de la sentencia. Y ha aireado el lío que el Alto Tribunal deberá afrontar si Bélgica responde afirmativamente a Llarena.

El juez Marchena, en la recepción del 1-O.

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"Se busca magistrado del Tribunal Supremo no contaminado para importante juicio". El anuncio imaginario la ha puesto sobre la mesa este miércoles el magistrado Manuel Marchena, ponente de la sentencia del procés y que ha reaparecido para explicar ante el CGPJ su hoja de ruta como candidato a la presidencia de la Sala de lo Penal.

El motivo que planea sobre esa Sala, si debe juzgar a Carles Puigdemont, es que la mayoría de sus integrantes han tomado resoluciones sobre el procés y no podrían formar parte del tribunal que juzgue al expresident, si Bélgica accede a su entrega al juez Pablo Llarena. Así que se busca ya un plan b.

Los magistrados de la Sala de lo Militar del Supremo no estarían excluidos del turno de sustitución al que podría tener que acudir en un futuro no muy lejano este órgano, han señalado a Europa Press en fuentes jurídicas.

La posibilidad de que sean necesarias sustituciones ha sido apuntada este miércoles por el propio presidente del tribunal que juzgó el caso, Manuel Marchena, al señalar la "difícil situación" en la que, hipotéticamente se encontraría este órgano en el caso de tener que juzgar en el futuro a otros encausados del procés -aludiendo sin citarlo a Puigdemont- debido al hecho de que 13 de los 15 magistrados que lo integran ya hayan tenido relación con este asunto en sus fases de instrucción o enjuiciamiento.

Marchena ha realizado estas manifestaciones durante su comparecencia ante la Comisión de Calificación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), donde ha presentado el proyecto para renovar su cargo por otros cinco años.

En fuentes del alto tribunal se señala que, al igual que ha reconocido Marchena en su comparecencia, existe suficiente doctrina del Tribunal Constitucional que avala que un mismo tribunal pueda juzgar unos hechos de los que ya ha tenido conocimiento pero referidos a diferentes personas. Añaden no obstante que la posibilidad de que se opte finalmente por dejar entrar a magistrados de otras Salas no es en modo alguno descartable.

En el Supremo hay unos 80 magistrados que se reparten den cinco Salas. Además de lo Penal, existen las de lo Civil, Social, Contencioso-Administrativo y Militar, integrada esta última por un presidente y siete magistrados.

Las mismas fuentes señalan que los magistrados de lo Militar tienen competencia en asuntos penales en dicho ámbito, por lo que su entrada en una sala de sustitución no podría ser cuestionada en este aspecto. De optarse finalmente por estos magistrados deberían ser previsiblemente elegidos entre los ocho de procedencia judicial.

La solución, siempre en el caso de que Puigdemont sea detenido y entregado a España, podría pasar por un acuerdo de la Sala de Gobierno del Tribunal Supremo que deje prestablecida la sustitución entre Salas, un mecanismo que jamás se ha aplicado en el alto tribunal con anterioridad.

Actualmente, y según ha apuntado Marchena, a los 7 magistrados que han integrado la Sala del procés hay que sumar al instructor, Pablo Llarena, a los tres magistrados de la sala de recursos durante la instrucción, otro magistrado que sustituyó a uno de ellos que se puso enfermo y la juez Carmen Lamela -contaminada por haber instruido la causa de Trapero en la Audiencia Nacional-.

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