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La radiografía de tres comisarios sobre las entrañas de los CDR y qué se avecina

La violencia tan brutal de los más jóvenes del independentismo no es flor de un día. Y el diagnóstico de varios prestigiosos comisarios advierte de que lo peor está por llegar.

Los CDR, una amenaza que no es flor de un día.

Los CDR, una amenaza que no es flor de un día.

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Es un diagnóstico aterrador. Una inquietante radiografía sobre el fenómeno que se ha desatado en torno al independentismo.

La violencia contra las fuerzas de seguridad desatada en Cataluña desde que el pasado 14 de octubre el Tribunal Supremo comunicó la sentencia sobre el procés no ha nacido "por generación espontánea", refleja la consecuencia de un proceso de radicalización que se ha desarrollado a lo largo de los años y que en algunos individuos es difícilmente reversible, aunque la educación puede jugar un papel determinante.

Son algunas de las conclusiones expresadas por el secretario General de la Comisaría General de Información, José María Borja; y el comisario Jefe del Área de Estrategia y Prospectiva del Centro de Inteligencia Contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO) José Luis Serrano Merino.

Los dos mandos policiales han intervenido en una mesa redonda durante la jornada formativa "Discurso del odio, radicalización y terrorismo" organizada por la asociación de víctimas Dignidad y Justicia que preside Daniel Portero, en la sede madrileña de la Universidad de Deusto, y en la que también ha participado el Coronel Segundo Jefe de la Jefatura Central de Información de la Guardia Civil, Valentín Díaz Blanco.

Según ha explicado el comisario Borja, lo que reflejan las imágenes de la violencia en las calles de Cataluña y Barcelona en particular, "es odio, hostilidad, resentimiento y rechazo" que se manifiestan en "agresiones físicas y amenazas" y que son perpetradas por un espectro de personas difícil de acotar.

En concreto, ha recordado que entre los identificados en los disturbios hay menores de edad aunque predomina una horquilla de entre 18 y 30 años y grupos que superan la franja, como los siete miembros del Equipo de Respuesta Táctica de los Comités en Defensa de la República en prisión provisional acusados de terrorismo.

Conforme ha señalado, las motivaciones para llegar hasta este punto son diferentes pero en todos los casos hay un proceso. "Esto no ha surgido por generación espontánea", ha comentado, después de explicar que ya en el año 85 consta un episodio de policías aislados y rodeados por una masa que les estaba agrediendo y hubo que rescatarles.

"No hay manera de explicar ese comportamiento si no han hecho un proceso en el que se ha interiorizado que el que está delante -el agente policial- representa todo lo peor", ha apostillado.

En su opinión, se trata de un "estado mental que va por etapas hasta acabar en el activismo militante que a veces, tiene esa plasmación" violenta a partir de ideas en muchos casos injustificadas y labradas y distribuidas por otras personas.

"Habría que pensar qué responsabilidad tiene aquel que a sabiendas, difunde una serie de ideas que pueden terminar con la eliminación del otro porque no piensa como yo o tiene valores diferentes a los míos", añade.

En este sentido, el Comisario Principal se ha referido a la presidenta de la ANC Elisenda Paluzie, y a las declaraciones en televisión en las que relacionó los incidentes con la visibilidad internacional del "conflicto" catalán. Considera que el receptor de ese mensaje puede así llegar a la conclusión de que con la violencia en las calles está haciendo un servicio a Cataluña.

Con todo, opina que se puede revertir y que la clave no es la contra ideología, sino ir al sustrato de las ideas que cimentan todo el proceso de radicalización. Es educación, dice, y pone un ejemplo: gente que "no sabe la diferencia entre sucesión y secesión" -en relación al relato sobre la guerra de 1714- que está "tirando piedras en la calle". "Creo que todo es reversible que hay que trabajar la educación", ha apostillado.

Considera que llegados a este punto, "cuando uno ha llegado al convencimiento de que está en posesión de la verdad y de la legitimación de la violencia para sus objetivos" se pueda "recuperar" a esa persona. Entiende así que el objetovo debe ser "impedir que más personas se añadan a ese grupo" y "tratar de reconducir el proceso", pero reversible, no cree.

"Sería la primera vez que yo conozca que ha ocurrido esa situación cuando ya se ha llegado", ha añadido, para apuntar que aquí no hay un dios al que obedecer como en otros procesos de radicalización, pero "hay un proceso ideológico de ideologías políticas y es igual" una vez que alguien está convencido de que tiene la legitimidad de su parte.

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