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La noche más larga de Rivera: las claves de su drástica decisión de dejarlo todo

El presidente de Cs ha decidido poner punto y final a su carrera política, pese a quienes le pedían que pilotara su sucesión. En su comparecencia parecía haberse quitado un peso de encima.

La noche más larga de Rivera: las claves de su drástica decisión de dejarlo todo

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Los diez escaños que obtuvo Ciudadanos el domingo han acabado siendo una losa demasiado pesada para Albert Rivera, que no quería creérselo hasta que no lo vio con sus propios ojos.

El líder de Cs reunió este lunes a su Ejecutiva y, después de unas horas de reflexión interna, de su noche más larga en los 13 años que lleva al frente del partido, anunció su dimisión como presidente del mismo y lo que es más: su abandono de la política y, por tanto, su renuncia a recoger el acta de diputado. En su lugar entrará Edmundo Bal, el abogado del Estado purgado de la causa del procés.

En su comparecencia ante la prensa, sin preguntas, fue muy duro consigo mismo y se echó todo el peso de la derrota sobre sus hombros: "Sea justo o injusto, es lo responsable", afirmó ante la cúpula de Cs, aún en shock. "No hay excusas".

Hubo quienes, como el propio Bal, no pudieron reprimir las lágrimas. También se vio muy emocionados a Marta Rivera de la Cruz, Patricia Reyes, Lorena Roldán, Sara Giménez, Miguel Gutiérrez, Melisa Rodríguez, Marcos de Quinto, Begoña Villacís... mientras José Manuel Villegas permanecía hierático, como siempre.

El secretario general y hombre de confianza de Rivera es uno de los más señalados internamente a esta hora, aunque no el único.

Rivera pareció quitarse un peso de encima cuando proclamó: "Dejo la política, dejo la vida pública. Yo quiero ser feliz". Y añadió: Tengo vida, la tuve y la tendré lejos de la política". "Seré mejor padre, mejor hijo, mejor pareja, mejor amigo".

De hecho reconoció que su situación personal había pesado mucho sobre su decisión. En los últimos meses, por primera vez no ha antepuesto la política a todo lo demás. De hecho en verano decidió tomarse todo el tiempo del mundo para él y su familia y desaparecer del mapa.

Asimismo reivindicó el proyecto de Cs: "El centro político existe", subrayó, y lanzó una advertencia: "No podemos dividir a los españoles en rojos y azules". Que es una frase que le ha acompañado durante toda su vida política.

En Ciudadanos casi todos intuían que Rivera daría un paso atrás de confirmarse los resultados que auguraban las encuestas, pero lo que pocos esperaban es que fuera todo tan rápido y tan drástico. Hasta el punto de que algunos le pidieron en privado que aguantara y pilotara su sucesión. Pero Rivera no tienen fuerzas.

La situación es de total conmoción en Cs. Una gestora tendrá que hacerse con las riendas de forma interina, hasta el Congreso extraordinario. El proceso de sucesión se pone, en cualquier caso, en marcha. Muchas miradas están puestas en Inés Arrimadas, embarazada de tres meses. Ella fue una de las primeras en subir al escenario para arropar a su hasta ahora jefe de filas, una vez éste hubo terminado su discurso.

Sin embargo, una de las incógnitas es qué hará el llamado sector crítico, el encabezado por Luis Garicano. Su hombre de confianza y vicepresidente de la Junta de Castilla y León, Francisco Igea, se mostró muy afectado también. Este lunes era día de despedir al jefe, no de otra cosa.

Durante el funeral político de Rivera, el exdiputado Toni Roldán, que dimitió por el veto a Pedro Sánchez, también le deseó lo mejor con todo el respeto:

Y Pablo Casado lamentó mucho la marcha de "un gran político y un patriota":