Vox se planta: no volverá al gallinero del Congreso con "etarras" y "golpistas"
El partido no permitirá que el PSOE y Unidas Podemos releguen a sus 52 diputados a los peores escaños, como sucedió tras las elecciones de abril. "Que se vaya Ciudadanos", dicen.
"Al gallinero que se vaya Ciudadanos", dicen con sorna en Vox. El partido de Santiago Abascal ha pasado de tener 24 escaños a 52, convirtiéndose en tercera fuerza del Congreso, y creen que se han ganado a pulso el derecho a un sitio preferencial en el hemiciclo para sus parlamentarios.
Ésta será una de las primeras batallas que dé Vox una vez que se constituyan las nuevas Cortes, el 3 de diciembre, y la nueva Mesa de la Cámara Baja, en la que la formación de derechas tendrá esta vez representación. Por más que Pedro Sánchez y Pablo Iglesias pretendan hacer un "cordón sanitario", le corresponderá al menos un puesto.
De hecho, el portavoz y la secretaria del grupo parlamentario de Vox, Iván Espinosa de los Monteros y Macarena Olona, ya están en ello. No tolerarán ser marginados de nuevo.
Panorámica del hemiciclo, con Sánchez y el Gobierno en el banco azul.
Tras las elecciones de abril, el PSOE y Unidas Podemos hicieron valer su mayoría en la Mesa del Congreso (el órgano de gobierno del mismo) para hacer una distribución de escaños a su antojo, sin contar siquiera con el PP y Cs. Y enviaron a Abascal y los otros 23 diputados de Vox a lo que se conoce como el gallinero del hemiciclo: en las dos filas de arriba del todo y, para mayor escarnio, junto a Bildu y Junts per Catalunya y por detrás de ERC.
Aquello indignó a Vox, que llegó a hablar de "humillación". Aunque el diputado Víctor Sánchez del Real advirtió desde un principio de que su partido sería un vecino muy incómodo para "etarras" y "golpistas":
Esta vez, socialistas y morados volverán a tener mayoría en la Mesa por los pelos, pero hay un cambio sustancial que no podrán obviar: Cs ya no es la tercera fuerza del arco parlamentario, lo es Vox. Les guste o no.