Vox avisa de un escándalo sin precedentes y amenaza a Sánchez con acudir al TC

Vox promete plantar cara a Pedro Sánchez y a Unidas Podemos en la que será la primera pelea política de la nueva legislatura. La composición de la Mesa del Congreso supone el inicio de las negociaciones entre las formaciones y desde la dirección de Vox aseguran que un veto a su presencia en el órgano sería un "escándalo sin precedentes" en el Congreso, pues no se recuerda que un partido con más de 50 escaños se quedase fuera del órgano rector de la Cámara.

Santiago Abascal, ha admitido este miércoles en el Congreso que no le sorprende que algunas fuerzas pretendan aplicarles "un cordón sanitario" en la Cámara Baja pese a que Vox, ha dicho, es una formación que "defiende el orden constitucional, la separación de poderes y que plantea que las reformas constitucionales se hagan a través de los mecanismos de reforma" establecidos.

Aprovechando su presencia en sede parlamentaria para presentar sus credenciales, a Abascal se le ha preguntado si ya ha hablado sobre los puestos en la Mesa con el presidente del PP, Pablo Casado, pero el líder de Vox se ha limitado a señalar aún no ha tenido oportunidad de hacerlo, pero que prevé conversar con él sobre este asunto "estos días".

Al margen de cuál sea la postura del PP en la negociación de los sillones de la Mesa del Congreso, fuentes de Vox han avanzado a Europa Press que pelearán por los sillones que creen que les correspondería en este órgano incidiendo en que si finalmente se quedan fuera, llevarán el asunto al Tribunal Constitucional para que dirima.

Y es que, el próximo 3 de diciembre, cuando se constituyen la nueva Cámara surgida de las elecciones generales del pasado 10 de noviembre, la primera tarea que tendrán sus señorías será elegir al presidente y al resto de miembros de la Mesa: cuatro vicepresidentes y cuatro secretarios.

Tanto el PSOE como Unidas Podemos buscaron aislar a Vox en la anterior legislatura y promovieron su ubicación en el 'gallinero' del hemiciclo y su exclusión de los órganos de gobierno de la Cámara, pero ahora el partido que tachan de ultraderecha ha subido a 52 escaños y para impedirles formar parte de la Mesa del Congreso necesitarían sumar a formaciones nacionalistas e independentistas, o bien contar con la complicidad del PP.