La triste realidad que esconde la consulta de Sánchez a los militantes del PSOE
Aunque el presidente en funciones intenta barnizar su pacto consumado con Podemos en una consulta a las bases, lo que queda de ellas es desolador
En esto, algo se le ha pegado ya a Pedro Sánchez de Pablo Iglesias: lanza consultas a los militantes cuando todo el pescado está ya vendido para que, en realidad, certifiquen lo que ya estaba totalmente decidido. El dirigente de Podemos siempre ha sido un especialista en ese arte, pero parece que el secretario general del PSOE no le va a la zaga y utiliza a los afiliados según le venga el viento.
Así será este sábado, cuando los socialistas de toda España puedan votar a favor o en contra de un acuerdo de coalición entre el PSOE y Podemos que está cerrado por completo e, incluso, con el reparto de carteras y ministerios viento en popa. Y ni siquiera se les preguntará por un pacto complementario con ERC, ya en marcha y viento en popa.
Es la manera de Sánchez de cumplir con el compromiso que alcanzó al ganarle las Primarias a Susana Díaz de consultarlo "todo", algo que desde entonces olvidó, con capítulos tan llamativos de lo contrario como el ocurrido en Andalucía: allí no solo ignoró a los afiliados, sino que cambió a dedo a algunos cabezas de lista provinciales elegidos precisamente por ellos.
En todo caso, la consulta esconde una realidad muy triste para el PSOE y algo inquietante para España. Que no es otra que el desvencijamiento de los afiliados, reducido a una exigua representación del potente partido que hubo en los años 80 y 90: apenas 200.000 personas, en el mejor de los casos, decidirán algo que afectará a toda España. Hasta cuatro veces menos que en los tiempos de Felipe González y Alfonso Guerra.
Un acuerdo con Podemos que lleva incluido otro, directo o indirecto como en el caso de Navarra, con el separatismo y más en concreto con ERC, aunque ni siquiera se les pregunta por ello para enfado de dirigentes como Juan Carlos Rodríguez Ibarra, indignado por no saber el contenido de los pactos y limitarlo todo a un "Sí" o un "No".
Fuentes socialistas confirman a ESdiario el terrible hundimiento en el número de militantes que ha experimentado el PSOE en los últimos años, también con Zapatero y Rubalcaba pero especialmente con Sánchez, y añaden una consecuencia:
"Quedan los más cafeteros, los menos críticos, los más seguidistas con la dirección o los que buscan algo; pero hemos perdido cuantitativa y cualitativamente a los mejores, es así". Algo de lo que no se libran otros partidos, por cierto.
Solo pregunta cuando le interesa
Ese fenómeno, añaden, ya "se notó en las Primarias, cuando Sánchez explotó el lado emocional de los afiliados con el "No es No" e hizo que los demás parecieran poco menos que ayudantes de Rajoy". El truco de Sánchez, desde que venciera a la entonces presidenta de la Junta de Andalucía, es servirse de las consultas cuando cree que le vienen bien y olvidarlas el resto del tiempo.
De hecho, ni siquiera preguntó a los afiliados para la moción de censura contra el PP, que en aquel momento era muy contestada por buena parte de los máximos dirigentes del PSOE, pero sí lo hizo, en el ámbito autonómico, para rematar los pactos en Navarra o en la Comunidad de Valencia, ambos sustentados de un modo u otro en Podemos o Bildu.
Pocos participantes, muy apegados al mensaje emocional más populista y puras contradicciones en Sánchez: el mismo que echó a Tomás Gómez de la candidatura a presidente de la Comunidad de Madrid, tras ser elegido por los afilados, o no pidió su opinión en el desalojo de Rajoy, quiere que ahora le dejen las manos libres. Aunque en realidad ya las tenga.