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El increíble nuevo belén de Ada Colau que parece un "punto limpio"

La Navidad parece que ha llegado a Barcelona, o no. Y es que el belén que ha organizado este año la alcaldesa, no tiene desperdicio. Los tuiteros dudan: ¿Es un punto limpio o un trastero?

El increíble nuevo belén de Ada Colau que parece un "punto limpio"

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Aún no está inaugurado oficialmente, pero ya tiene un aluvión de críticas y es que no es para menos. El belén de la plaza de Sant Jaume es, de nuevo, un tanto 'atípico'. Esta vez sí tiene su mula, su buey, su niño Jesús, pero organizados en cajas, junto al un retrato viejo, un pavo asado, libros, discos...Por lo que el aluvión de críticas no se ha hecho esperar.

De hecho, se abrirá al público este 29 de noviembre, pero todos los que lo han podido ver coinciden en una cosa, no tienen claro si es un belén, un punto limpio al que llevar lo que no queremos en casa o bien un trastero mal organizado con todos los bártulos navideños metidos en cajas.

La obra ha sido perpetrada por la escenógrafa Paula Bosch, que según recoge El Periódico ha asegurado que "cuando pienso en el pesebre me vienen a la cabeza las Navidades que viví en casa los padres. Para mí, lo más importante de hacer el pesebre no era colocar los caballetes, las maderas y la mesa para poder poner las figuritas, sino toda la preparación anterior. Ir a la buhardilla y abrir el armario empotrado que estaba lleno de cajas".

Dicho y hecho, cajas y más cajas llenas de artículos navideños que van de una sopera, hasta un pavo asado pasando por las copas, las uvas, los polvorones, diferentes pesebres, pequeños, grandes, con figuras viejas y nuevas, montados, sin montar, guirnaldas envueltas, árboles de navidad, musgo… que sin duda no ha dejado indiferente a nadie.

Pero estos 'extraños' pesebres suelen ser ya habituales en la gestión de Colau. Ya el año pasado convirtió a los integrantes del nacimiento en sillas cuando el pesebre, según el Ayuntamiento adoptó el concepto de comida familiar como temática central de la obra. Así, todas las figuras se situaron alrededor de una mesa de grandes proporciones. Una propuesta a cargo del escenógrafo Sebastià Brosa que pretendía hacer una representación abstracta de las tradicionales figuras, destacando, por ejemplo al niño Jesús, que terminó transformado en una silla de madera adornada con una corona.