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Vox entra en la Mesa del Congreso a lo grande "gracias" a la codicia del PSOE

Los socialistas pretendían que el PP les hiciera el trabajo y vetara a los de Abascal, pero Casado no aceptó. Aun así Sánchez pudo evitar la entrada de Vox pero no quiso asumir el sacrificio

Vox entra en la Mesa del Congreso a lo grande "gracias" a la codicia del PSOE

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El pretendido cordón sanitario de la izquierda a Vox para dejarle fuera de la Mesa del Congreso pese a sus 52 diputados ha fracasado.

Ignacio Gil Lázaro ocupará, por el partido de Santiago Abascal, la Vicepresidencia Cuarta del órgano de gobierno de la Cámara, presidida por Meritxell Batet.

En la votación, Gil Lázaro obtuvo los únicos votos de los 52 diputados de Vox, pero suficientes. Su bancada celebró su elección como un gran triunfo.

No en vano dependían de que el PP no se plegara al intento de veto por parte del PSOE y Unidas Podemos. Aunque ya había advertido Pablo Casado la semana pasada de que jamás equipararía a Vox con Bildu: "No es lo mismo ser el partido de los terroristas que el de las víctimas", afirmó el jueves pasado.

Pero había otra jugada que el PSOE pudo haber hecho para dejar fuera a Vox: renunciar a la Vicepresidencia Primera (que le correspondía por el número de escaños) y repartir sus votos para que a Vox no le salieran los números. O incluso presentar un segundo candidato a otra de las vicepresidencias.

Sin embargo, los socialistas no quisieron pagar ese precio, no quisieron asumir el sacrificio en primera persona. Lo que querían es que el PP les hiciera el trabajo. En el fondo no les va nada mal que los de Abascal estén en la Mesa.

Así pues, la Vicepresidencia Primera es para el PSOE, con Alfonso Rodríguez Gómez de Celis; la segunda para el PP con Ana Pastor; y la tercera para Unidas Podemos con Gloria Elizo.

ERC dio sus votos a los de Pablo Iglesias para que se hicieran con la Vicepresidencia Tercera y Ciudadanos votó a la popular Pastor.

No hubo, sin embargo, acuerdo entre el PP y Vox para que los de Abascal cedieran una Secretaría, la Cuarta, a Ciudadanos, que el 10 de noviembre tuvo únicamente diez escaños.

Y mira que unos y otros lo intentaron. El hemiciclo se convirtió durante toda la mañana en un ir y venir de conversaciones cruzadas en los escaños del centro derecha. Primero Iván Espinosa de los Monteros con Adolfo Suárez Illana; después el propio Espinosa de los Monteros con Teodoro García Egea; más tarde García Egea con José María Espejo Saavedra; y, en último término, Pablo Casado y Santiago Abascal.

Los populares culpan al "cordón sanitario" de Vox a Cs el hecho de que los naranjas se hayan quedado fuera de la Mesa. Al PP sí le interesaba que estuvieran para que la presión de Vox sobre ellos disminuyera.

Y los de Vox culpan a su vez al PP por hacerles un "cordón sanitario" encubierto.

El resultado de la falta de acuerdo entre el PP, Vox y Cs no es solo que Cs se quede fuera de la Mesa, sino que pudiendo haberse hecho con cuatro puestos de nueve (dos vicepresidencias y dos vicesecretarías), el bloque de centro derecha se queda con tres representantes: dos vicepresidencias (Ana Pastor e Ignacio Gil Lázaro y una secretaría (Adolfo Suárez Illana).

Ello es debido a que, en la votación de las cuatro secretarías, la izquierda se puso de acuerdo y repartió sus votos para hacerse con tres de cuatro: una para el PSOE (Sofía Hernanz) y dos para Unidas Podemos (Gerardo Pisarello y Javier Sánchez Serna).

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