Tremenda tensión en el Tribunal Supremo por las presiones políticas de Sánchez
Haga lo que haga la Abogacía del Estado, quien decide el futuro de Junqueras es el Surpremo, cuya imagen y autonomía están siendo atacadas desde el Gobierno como nunca. ¿Transigirá?
Todo puede cambiar en horas, con el dictamen de la Abogacía del Estado (ADE) en favor de Junqueras inducida por Pedro Sánchez, pero allí, en el Tribunal Supremo, la tensión se prolongará durante semanas tal vez.
Lo reconocen fuentes jurídicas a ESdiario, preocupadas por la imagen del Alto Tribunal en particular y de la Justicia en general. Todo se resume en un dilema: si el Supremo se adhiere a la posición de los fiscales o si, por contra, se suma a la Abogacía. Un debate que ya estuvo en el tuétano de la mismísima sentencia contra los nueve políticos catalanes presos y que se resolvió de forma salomónica.
Se rechazó el delito de rebelión y la petición de no dar permisos a los reos hasta el cumplimiento de la mitad de la condena, tal y como querían la Abogacía y sin duda el Gobierno. Pero el fallo incluyó amplias condenas de hasta trece años por graves delitos de sedición y de malversación.
Ahora, en tiempo real, ni aunque la ADE pida la liberación total de Junqueras y no solo que le libere para tomar posesión como eurodiputado, el Supremo tiene que obedecerle: puede mantener el pulso al PSOE y hasta a Europa; como hace la Fiscalía, instando al levantamiento de la inmunidad para Puigdemont y dejando en prisión a Junqueras por delitos con condena firme.
Nadie confirma a este periódico cuál es la temperatura real de la institución presidida por Manuel Marchena, pero sí recuerdan un antecedente: "Durante el juicio, casi hasta el final, los cuatro magistrados de la Sala y la Fiscalía eran una piña, pero a la hora de emitir la sentencia eso se debilitó".
¿Hasta el punto de que el Tribunal se pliegue ahora a las necesidades de Sánchez? Eso no parece probable. Y un dato lo atestigua: la propia sentencia del Tribunal Superior de Justicia de la Unión Europea (TSJU), esgrimida impunemente como prueba de que la liberación de Junqueras ha de ser inminente.
El Supremo decide
El fallo no dice eso e, incluso, afirma literalmente lo contrario. "Es al tribunal remitente a quien incumbe apreciar los efectos aparejados a las inmunidades de que goza el señor Junqueras Vies en otros posibles procedimientos". Traducido al lenguaje mundano, el fallo europeo solo dice que Junqueras debió de tener impunidad antes de ser juzgado, pero ni enmienda ni corrige su condena ya firme.
¿Hasta dónde llegará la sangre judicial? Es una quimera afirmarlo. Pero algo sí está claro. La Justicia española en su conjunto se juega su imagen. En el cuerpo de fiscales la indignación con Sánchez es inmensa desde que les tratara como unos subordinados al Gobierno. Y en el Supremo, no gusta nada la sensación, que empieza a estar extendida, de que harán lo que les mande el Ejecutivo. Ahí puede haber una sorpresa. Diga lo que diga la Abogacía del Estado.