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Pánico en el PSOE y Podemos por la inoportuna gripe del decisivo diputado 167

La investidura de Sánchez pende de un hilo después del desmarque sorpresa de la diputada Ana Oramas. Socialistas e Unidas Podemos transmiten que está hecho. Pero nadie se fía del todo.

Pánico en el PSOE y Podemos por la inoportuna gripe del decisivo diputado 167

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A.I.M.

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Éramos pocos y a Íñigo Errejón se le ocurrió ponerse enfermo. Una inoportuna gripe del portavoz de Más Madrid puso a tiritar este sábado a toda la bancada del PSOE; a la misma a la que se dirigió Inés Arrimadas para pedir “un valiente”, “uno solo”.

Porque con uno que cambiara el sentido de su voto bastaría para tumbar la investidura de Pedro Sánchez por tercera vez. Y a buen seguro última de su carrera política.

El equipo de Errejón, que tuvo que ser sustituido en la tribuna por su compañera Inés Sabanés, se apresuró a matizar que este domingo el diputado estará como un clavo en su escaño para que no cundiera el panico. No obstante la anécdota tiene nivel de categoría.

¿Por qué? Porque así de ajustado llega el candidato socialista a la votación de este domingo y a la verdaderamente definitiva: la del martes día 7. Con un marcador de 167 votos a favor frente a 165 en contra, después de que la diputada de Coalición Canaria, Ana Oramas, decidiera desobedecer la orden de abstenerse de su partido que le dio el viernes su partido y anunciar su voto en contra por coherencia con sus promesas en campaña.

Las amenazas de Sánchez a la veterana parlamentaria, pequeña pero siempre matona, no sirvieron de nada. Como tampoco las de su formación, pese a que Oramas se enfrenta a la expulsión (el escaño, eso sí, seguirá siendo suyo).

Con un solo sí que se convirtiera en no a última hora, el presidente en funciones saldría derrotado. De ahí que este sábado la sombra del tamayazo recorriera los pasillos del Congreso, para infausto recuerdo de Rafael Simancas, hoy secretario general del grupo parlamentario socialista y entonces candidato a la Presidencia de la Comunidad de Madrid.

No fue Arrimadas la única que llamó a la rebeldía de algún patriota del PSOE ("hay dignidad en muchos socialistas", sostuvo); también lo hizo a última hora del día la portavoz del PP en la Cámara, Cayetana Álvarez de Toledo, por los pasillos.

Aunque dicen en el PP y Cs que la esperanza es lo último que se pierde, predicaban ambas en el desierto ante un grupo parlamentario totalmente afín a Sánchez. Y, pese a que éste transmitía tranquilidad, como también Pablo Iglesias y el resto de los miembros de la coalición de Unidas Podemos, si a esta hora pudieran clavar el dedo del diputado de Teruel Existe al botón del "sí", lo harían.

Porque llegados a este punto, y tras la bofetada inesperada del PRC de Miguel Ángel Revilla (a quien también amenazó Sánchez), el turolense Tomás Guitarte, con su sí, es el salvoconducto del socialista para quedarse en La Moncloa.

Un diputado a quien el presidente en funciones colmó de atenciones en la primera sesión del debate de investidura (le felicitó por su debut "sobresaliente"). Un diputado sin experiencia al que este sábado se veía superado por las circunstancias y que tuvo un pequeño ataque de pánico cuando se manchó la camisa blanca en el restaurante... justo antes de subir a la tribuna para presentarse ante la opinión pública española. En sus manos está Sánchez.

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