Casado destroza a Sánchez con brillantez y le anuncia su final: "Perderán"

Quería tensión. Buscaba tensión. Pedro Sánchez dedicó su cuerpo a cuerpo parlamentario con Pablo Casado a sacar de quicio al líder de la oposición y a la bancada popular, haciendo suya esa estrategia que hace ya años José Luis Rodríguez Zapatero le susurró al oído a Iñaki Gabilondo.

Incluso le dijo que estaba a tres millones de votos del “peor Mariano Rajoy”, entre carcajadas de los diputados socialistas. Hasta la réplica llevaba prefabricada el candidato del PSOE para no fallar.

Fue la única manera que se le ocurrió a Sánchez para intentar mitigar, al menos algo, el repaso que le dio Casado. Quien este sábado se coronó ya no solo como líder indiscutible de la oposición, que ya lo era, sino sobre todo como la alternativa al socialista. El hombre de Estado al que mirar mientras el presidente del Gobierno renuncia a la vía judicial, la que en los momentos más furibundos del procés fue el gran baluarte del Estado de Derecho.

Había expectación sobre la forma y el fondo del discurso de Casado, después de que durante muchas semanas recibiera no pocas presiones -públicas y privadas- para abstenerse. Sin que Sánchez se dignara siquiera a devolver la llamada que le hizo la noche electoral. Ya no digamos a ofrecerle cualquier tipo de acuerdo.

El líder de la oposición diseccionó el pacto de investidura de Sánchez con la precisión de un cirujano con su estilete.

"Este Gobierno será su epitafio político", pronosticó. Y, para abrir boca, le amenazó con actuar si el Gobierno permanece inmóvil mientras Quim Torra se aferra a su cargo pese a su inhabilitación.

Después repasó algunas de las declaraciones de Sánchez que hoy se han convertido en papel mojado, poniéndole así ante un incómodo espejo. Entre ellas: “Ni antes, ni después, ni durante va a pactar el PSOE con el populismo de Podemos” y “no podemos permitir que la gobernabilidad de España descanse en partidos independentistas”.

"Que quede una cosa muy clara. Usted trae a esta Cámara el acuerdo de investidura que ha buscado y deseado, no el que no le ha quedado más remedio por culpa de los demás. Esto es lo que quería y esto es lo que tiene. No ha ofrecido nada, nunca, a nadie. Todo lo ha hecho para que esto acabara así", dejó para el diario de sesiones.

"Qué desvergüenza, señor Sánchez, firmar un pacto que quiebra la igualdad de los españoles con una mesa de gobiernos bilateral, degradando a España al nivel de una autonomía", continuó, entre entusiastas aplausos de la bancada popular.

Y después le lanzó una batería de ocho preguntas que Sánchez ignoró por completo: "¿Qué es eso de un conflicto político?, ¿Qué inmoral equidistancia es esa?, ¿Dónde ha quedado su promesa de tipificar el referéndum ilegal que hizo ante 10 millones de espectadores la última semana en la campaña electoral?, ¿La apoyará cuando la traigamos a votación al Congreso, y la modificación de la euro orden, y la prohibición de adoctrinamiento educativo y de propaganda pública?, ¿Y cuando traigamos la reforma de la ley de financiación de partidos para prohibir la financiación a aquellos liderados por sediciosos condenados en firme?, ¿la apoyará?".

"¿O cuando modifiquemos la ley de partidos para que no puedan estar los condenados por rebelión o sedición simplemente apartando a los líderes sino también por responsabilidad jurídica, como pasa en la corrupción para que esos partidos puedan tener el reproche jurídico de los tribunales?, ¿Mentía cuando decía a los españoles en el debate electoral que haría todo lo posible por atajar el independentismo?

Terminó Casado con una promesa y una profecía: "Este intento de desfalco de soberanía solo puede merecer el más firme ejercicio de reafirmación de la soberanía nacional. Y lo lideraremos nosotros (...). No habrá recurso que no utilicemos para combatir la pretensión de acabar con España. Y no le quepa la menor duda: ganaremos, y ustedes perderán. Los separatistas, los batasunos, los populistas, liderados por el PSOE, perderán".