Marejada en el CNI: la elección más delicada de Sánchez pone los pelos de punta
Guerra de nervios en el espionaje español ante la llegada del nuevo Gobierno. Y es que debe designar a su jefe para los próximos cinco años. Con un "caballo de Troya" dentro de La Moncloa.
La crisis diplomática con Bolivia, la ofensiva rusa en toda Europa, los efectos perniciosos del caso Villarejo, los escándalos que aún acechan al Rey Juan Carlos, la situación en Cataluña y en Waterloo...
Y, lógicamente, los desafíos habituales de un servicio de inteligencia: la amenaza yihadista, el riesgo de infiltraciones, las fake news, la ciberdelincuencia, el espionaje empresarial a gran escala.
Todos estos son los retos que aguardan en su despacho al próximo director general del Centro Nacional de Inteligencia, uno de los primeros nombramientos -tras los propios del Consejo de Ministros- que debe abordar Pedro Sánchez a partir del próximo martes.
Y desde el pasado julio, en "La Casa" siempre convulsa, se ve a algunas corrientes internas buscando posicionarse para la nueva etapa en la que la izquierda -también la más radical- van a tener manos libres para buscar el relevo de la Secretaria General interina, Paz Esteban, al cargo del CNI desde la jubilación definitiva en julio del general Féliz Sánz Roldán.
Fuentes del Centro reconocen que hay expectación y temor ante la llegada del nuevo jefe de los espías. Ha sido tradición, que el nombre del director general haya sido consensuado entre PSOE y PP. Aznar y Zapatero lo hicieron con Jorge Dézcallar; José Bono y Eduardo Zaplana con el fallido Alberto Sáiz, y Rajoy y Rubalcaba con el respetado Sánz Roldán.
El general Miguel Ángel Ballesteros, un fijo en las quinielas para el nuevo CNI de Sánchez.
Sin embargo, son muchos en el CNI y sus aledaños los que dudan que Sánchez siga esta tradición sentándose con Pablo Casado, Santiago Abascal e Inés Arrimadas en busca de un perfil incuestionable, respetado y ajeno a las banderías partidistas.
Es más que deseable ya que el estatuto del CNI prevé un mandato de cinco años para que, precisamente, el responsable de la Inteligencia española no coincida con una única legislatura y obligue al permanente consenso político y parlamentario.
Pero claro, el esperpento de la investidura deja al líder del PSOE y futuro presidente atado de pies y manos a Pablo Iglesias, Alberto Garzón, Gabriel Rufián, Aitor Esteban y Arnaldo Otegi. No se puede decir que sean muy bien vistos en la sede de la madrileña Cuesta de las Perdices.
En las quinielas oficiosas que circulan por "La Casa" un nombre suena sobre los demás. Se trata del general Miguel Ángel Ballesteros, director del departamento de Seguridad Nacional de la Presidencia del Gobierno. Con despacho cercano al de Sánchez y que no genera grandes animadversiones.
Pero Podemos quiere jugar sus bazas. Y un sector del PSOE feminista quiere en el cargo a una mujer. Otro sector del CNI ha puesto a circular hace ya meses otro hombre histórico, el coronel Miguel Ángel Sánchez San Venancio, fichado en 2016 por Telefónica.
Se ha abierto el casting para el puesto más delicado de la estructura de poder en el momento más delicado de la historia reciente de España. Palabras mayores con el caballo de Troya de Pablo Iglesias en el corazón mismo de la Seguridad Nacional.