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El asalto de Sánchez a la Fiscalía provoca un motín: "Nadie se atrevió a tanto"

Estupor, indignación y manos a la cabeza. Los fiscales no dan crédito con el nombramiento de la exministra como fiscal general y advierten de lo que se avecina con ella.

Una Delgado fuera de sí, en un pleno del Senado acorralada por el caso Villarejo.

Publicado por
Miguel Blasco

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"Nunca nadie se atrevió a tanto. Una bomba de relojería que va a incendiar la Fiscalía". Quien así se lamenta en declaraciones a ESdiario es un fiscal de la Audiencia Nacional, con años de servicio en ese tribunal y que conoce bien a Dolores Delgado, la próxima fiscal general del Estado.

Indignación, estupor, sorpresa son algunas de las palabras que recorren este lunes la carrera fiscal, acostumbrados a ver de todo en los nombramientos de su máximo jefe, pero desacostumbrados a que, en horas, el inquilino del Palacio de Parcent de la madrileña carrera de San Bernardo -sede del Ministerio de Justicia- se mude al Paseo de la Castellana, donde tiene su despacho el máximo responsable del Ministerio Público.

Algunas fuentes fiscales consultadas por este periódico van más allá y denuncian el "asalto" a la cúpula judicial con una clara operación tándem. Un mismo paquete en el que va junto a Delgado, Juan Carlos Campo, una persona que ha hecho su carrera de jurista al servicio del PSOE -como vocal en el CGPJ, secretario de Estado con José Luis Rodríguez Zapatero, portavoz en el Congreso con Sánchez- y ahora, por fin, ministro. Más tiempo dedicado a la política que a la Justicia.

El tándem Campo ministro y Delgado fiscal general ha levantado ampollas en el Poder Judicial.

Entre los fiscales, que se temían una sorpresa tras el prematuro cese de María José Segarra, no dan crédito con la elección de Delgado.

Y, ni siquiera, por el hecho de que haya sido reprobada por el Congreso y el Senado, con el voto a favor de Podemos; ni por sus oscuras relaciones con la cloaca judicial que deriva de la supercloaca del excomisario Villarejo; ni por haber provocado en poco más de un año la rebelión de los jueces -a los que ha traicionado olvidándo sus reivindicaciones laborales cuando era fiscal-, de los abogados del turno de oficioy de los funcionarios de la Justicia.

El problema es que, para la carrera, simplemente Delgado no tiene la preparación ni el escalafón suficiente para acceder a la Fiscalía General.

Se recuerda que todos los fiscales generales han sido: o bien magistrados del Tribunal Supremo con una larga carrera a sus espaldas, como Cándido Conde-Pumpido, José Manuel Maza o Julián Sánchez Melgar. O bien fiscales superiores autonómicos, como María José Segarra, fiscal jefe de Andalucía, o Jesús Cardenal, al que José María Aznar nombró siendo fiscal jefe del País Vasco. O fiscales de Sala del Supremo, como Eduardo Torres Dulce o Consuelo Madrigal.

Delgado tiene el dudoso honor de haber sido reprobada por el Congreso y el Senado. Con el voto de Podemos incluido.

Va a ser así la primera vez que una fiscal de la Audiencia Nacional llega a lo más alto de la carrera sin pasar ni por una jefatura autonómica ni por una Sala del Supremo.

Además, muchos de los fiscales que han trabajado con ella destacan dos virtudes de Delgado más que incompatibles con su nuevo cargo institucional y rigurosamente neutral: su profundo sectarismo contra el PP y su carácter imprevisible.

De lo primero da muestra su papel durante la investigación del exjuex Baltasar Garzón (su gran padrino) del caso Gürtel. Y su presencia en la polémica cacería/conspiración -horas después de las primeras detenciones de alcaldes populares- que unió a Garzón, al entonces ministro de Justicia, Mariano Fernández Bermejo, y al jefe de la Policía Judicial del entonces ministro Rubalcaba, José Antonio González.

Las fuentes consultadas en la Audiencia Nacional coinciden en que cuanto menos, el nombramiento es estéticamente cuestionable, porque la Fiscalía si bien no es independiente, si debe ser imparcial. Y habiendo estado sentada en el Consejo de Ministros, la suya se puede poner en duda.

Además destacan que el fiscal general del Estado formalmente lo es a petición del Ministro de Justicia, quien ni siquiera había tomado posesión cuando se difundió la propuesta.

En Anticorrupción las fuentes consultadas son todavía más críticas. Comentan también la falta de estética, la politización de este organismo tan importante por la jerarquía que rige en el Ministerio Público y añaden una variable que les atañe: Delgado se vio salpicada por su relación con Villarejo, protagonista de una de las causas más complejas que investiga la fiscalía que dirige Alejandro Luzón. Y que, casualmente, este mismo lunes ha decretado nuevas diligencias.

El temor a injerencias en este asunto, se suma a la "incredulidad" por el hecho de que Sánchez haya elegido el perfil de Delgado y se declaran a la expectativa, como en la Audiencia Nacional, porque, dicen, con ella "nunca se sabe" lo que va a pasar.

"Volveremos a las guerras cainitas y a las trincheras", advierte el fiscal de la Audiencia Nacional arriba citado, recordando la época de los llamados "indomables".

Y es que la carrera judicial y la fiscal está en shock con un nombramiento que cruza todas las líneas rojas. Mirando a Sánchez, muchos en la Fiscalía reconocen que, pese a ser un cargo históricamente en el disparadero, "nunca nadie antes se había atrevido a tanto".