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La silla eléctrica del PP vasco: el adiós de Sémper agrava la crisis del partido

Se va uno de los referentes de una formación, el PP del País Vasco, que este año se enfrenta a elecciones autonómicas en uno de sus peores momentos, con un líder casi de salida y apenas voz.

La silla eléctrica del PP vasco: el adiós de Sémper agrava la crisis del partido

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El silencio atronador que durante horas Alfonso Alonso mantuvo este martes por la mañana tras conocerse la noticia de la marcha de Borja Sémper es sintomático.

El adiós del presidente del PP de Guipúzcoa y portavoz del partido en el Parlamento vasco llega en el un muy mal momento para el PP del País Vasco. Y no hace sino recrudecer la crisis que éste viene arrastrando precisamente cuando este año se celebran elecciones autonómicas.

Unos comicios que probablemente supondrán un punto de inflexión y, según ya se especula en la formación, el fin de la etapa de Alonso, que en el verano de 2016 cambió el Ministerio de Sanidad por la política vasca a regañadientes (así lo dispuso Mariano Rajoy).

En las elecciones generales de abril el PP vasco perdió toda representación en el Congreso -incluido el escaño por Álava de Javier Maroto-, y aquello fue un shock. En las de noviembre celebró como el mítico 12-1 de España a Malta el escaño que obtuvo Beatriz Fanjul por Vizcaya tras un recuento agónico del voto exterior. Ni colocando a Mari Mar Blanco en Álava pudieron recuperar el terreno perdido.

La realidad es que el PP vasco ha perdido influencia tanto en su tierra como en el PP, a mayores marchas tras la llegada de Pablo Casado a Génova 13. Porque él y Alfonso Alonso no tienen sintonía, y porque este último pretende marcar perfil propio en un partido que Casado quiere que suene con una única melodía.

Sémper no se encontraba a gusto con esa melodía, no lo estaba desde que apostó fuerte por Soraya Sáenz de Santamaría en el Congreso del verano de 2018. Por su "voluntad de renovar en forma y fondo el partido", afirmó entonces.

Luego vio cómo el PP se apoyaba en Vox para gobernar en Andalucía y puso el grito en el cielo. El acercamiento de su partido al de Santiago Abascal, su excompañero, siempre ha sido para él muy difícil de asumir.

Aun así siguió y en mayo fue cabeza de cartel al Ayuntamiento de San Sebastián con una campaña personalísima que le granjeó un resultado aceptable dentro del erial del PP vasco: obtuvo tres concejales, superó a Elkarrekin Podemos y subió en votos respecto a las anteriores elecciones.

Este martes, tras conocerse que tira la toalla, muchos políticos del PP y de otras formaciones se lamentaban de la pérdida de Sémper para la política y lo despedían con honores.

Su renuncia, no obstante, se añade a una larga lista de dirigentes del PP vasco que en los últimos años han abandonado, desencantados y por lo general tras enfrentamientos con el PP nacional. Los tres predecesores de Alfonso Alonso en la Presidencia así lo hicieron: primero María San Gil, después Antonio Basagoiti (que puso un océano de por medio y se marchó a México) y más tarde Arantza Quiroga. El PP vasco parece una silla eléctrica.

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